
La caída de Javier de Paz en Telefónica no es otra cosa que el comienzo de la caída de todo el equipo de Rodríguez Zapatero en la operadora y del anunciado declive del expresidente del Gobierno, el personaje del 11-M en todo Occidente. Ya saben ustedes que los grandes estadistas nunca caen, pero sí decaen.
De entrada, lo de Javier de Paz no ha sido un ascenso, como se empeña en vender su equipo en la compañía y lo más triste es que algunos medios se lo están comprando, aún a sabiendas de que es mentira. Lo de Javier de Paz, hasta la pasada semana el hombre más poderoso de la compañía, al que temía el mismísimo presidente Marc Murtra, ha sido defenestrado, e incluso de malas formas, porque aunque no pasará apuros a fin de mes, (me dicen que seguirá cobrando su actual sueldo como consejero ejecutivo, 700.000 euros al año, no está mal) perderá el supersalario al que aspiraba como presidente de Movistar+ donde se quedará con título, pero sin cargo y sin poder.
Por de pronto, el nuevo presidente de Mediapro, Sergio Oslé, respira hondo. Ya no tendrá que colaborar con él para acceder a la nueva licencia de TV que regalará, -perdón subastará- el Gobierno Sánchez sin rendir pleitesía a Javier de Paz, uno de los hombres que provocó su despido como CEO de Telefónica de España y mandamás de Movistar+.
Ahora bien, es Moncloa quien ha cesado a Javier de Paz, forzado por el declive internacional acentuado de José Luis Rodríguez Zapatero, el comercial de Huawei, la empresa espía de Xi Jinping en Occidente, y el gran valedor de la dictadura venezolana de Nicolás Maduro.
Por esto se ha ganado la enemistad de Bruselas y Washington. Así que Pedro Sánchez, que puede resistir la presión interior de PP y Junts, pero no la exterior de Bruselas y Washington, dio orden para que Javier de Paz, el hombre de ZP, fuera fulminado en la compañía y saliera del Consejo de Administración cuanto antes.
Ahora bien, la salida de Javier de Paz pone en solfa al resto de zapatistas de la compañía, los que obedecían ciegamente a... Javier de Paz. Murtra no le obedecía pero le temía, que es peor: sabe perfectamente que cuando Pallete intentó cesar a Javier de Paz este le amenazó con que el que se iría al paro sería Pallete: maniobró y cumplió su amenaza. El único que se atrevía a enfrentarse a De Paz era el vicepresidente Carlos Ocaña, representante de la SEPI.
Esos hombres, el equipo de zapatistas de la operadora, son Emilio Gayo, CEO de la operadora, al que Javier de Paz considera su servidor, el secretario del Consejo y responsable jurídico del Grupo, Pablo de Carvajal que no es zapatista al uso pero ha resultado un engranaje vital para De Paz y la responsable de Personal de la compañía Marta Machicot.
A ver si, al final, en Telefónica acaba mandando Florentino Pérez. En el entretanto, seguimos esperando al 4 de noviembre: resultados temibles y Plan Estratégico en el limbo
Y entonces fue cuando Marc Murtra pensó: "a bodas me convidan". El presidente de Telefónica se dispone a tener su propio equipo para sustituir a los zapatistas.
Ahora mismo está pensando en la consejera Ana Sala, abogada mercantil a la que él nominó para el Consejo, como un posible sustituto de Carvajal, si este no se pone al servicio incondicional de la nueva Telefónica, o de la zapatisa de Javier de Paz o de la Sanchista de Marc Murtra, donde el consejero fuerte ya no es De Paz sino Carlos Ocaña, el hombre de Pedro Sánchez, el de la tesis doctoral, y de Florentino Pérez, que cada día está más presente en la compañía. A lo mejor por eso el Real Madrid, de donde procede Ocaña, venció por 2-1 al Barça de Murtra.
De Carvajal seguirá siendo seretario del Consejo de Telefónica como secretario general y jefe jurídico del Grupo, pero ojo, ahora sabe que su sustituta, Ana Sala, ya está dentro.
Por otra parte, Sofía Collado, sustituta de Pepe Cerdán en Telefónica Tech, podrá ser llamada a sustituir a Marta Machicot como responsable de personal, un puesto que en Telefónica no es importante, es decisivo. Al final, y ante la ausencia de ideas de Murtra para el Plan Estratégico -y los resultados del tercer trimestre- a presentar el próximo cuatro de noviembre, no duden que será necesario elevar tarifas y... despedir personal. Eso por no hablar de cumplir las órdenes de Moncloa, que siempre son absolutamente estúpidas y conllevan mayor gasto. Si fuera lo primero sin lo segundo, sería más llevable.
¿Y Emilio Gayo? Hombre, no se puede nombrar a un CEO en febrero y destituirlo en diciembre. No cuela. Pero él ya sabe que la salida de su 'jefe' De Paz supone que, como no se espabile, va a mandar menos que un gitano en un juzgado.
Eduardo Navarro, el todopoderoso responsable de comunicación y marketing ha sido sustituido por Salvador García Ruiz. Vamos a ver cómo respira, pero para Murtra ha sido una salvación recuperar un puesto que no era suyo.
Y atención al Álvaro Echevarría, -el hijo del histórico Juan Echevarría, aquel empresario catalán franquista que tanto éxito tuvo en la industria barcelonesa del franquismo... y del nacionalismo-, como jefe de la oficina del Presidente, ya es algo.
El problema de Carlos Ocaña es que reparte sus fidelidades entre Pedro Sánchez y Florentino Pérez. Algunos morbosos anhelamos saber qué ocurrirá si ambas lealtades chocan
Por cierto, el presidente de Telefónica se ha librado del zapatista Javier de Paz: que ande con cuidado porque aunque él sea un personaje en el que aún confía Pedro Sánchez, los favores del presidente, hasta con el mismísimo ZP, son volubles y cambiantes. Además, el Sanchismo siempre tiene un relevo para él: el vicepresidente Carlos Ocaña, quien es el nuevo hombre fuerte de Telefónica.
Y, repito: la fidelidad de Ocaña es doble: hacia Sánchez en Moncloa y hacia Florentino Pérez en el Santiago Bernabéu. Bueno, en ACS. Lo divertido va a ser cuando tenga que casar ambas lealtades. Uno es muy morboso y anhela ver ese día.
No lo olviden: el hombre más poderoso actualmente en Telefónica es Carlos Ocaña y el más influyente, Florentino Pérez, quien no tiene ni una acción de la operadora.












