Richard Nixon acabó con la convertibilidad del dólar en oro
Sucedió un 15 de agosto de 1971. Es decir, que el próximo 15 de agosto se cumplirá medio siglo de una de las decisiones más nefastas que pudo tomar un presidente norteamericano: Richard Nixon acabó con la convertibilidad del dólar en oro, con ello terminó con el patrón/oro y acabó inundando el mundo de dinero, un océano de liquidez en el que nos estamos ahogando todos desde hace 25 años. ¿Por qué? Pues porque la supresión del patrón oro acabó por devaluar toda la economía mundial e implantar en la cabeza de tantos presuntos bienpensantes (en su mayor parte ingenuos, más una minoría de recalcitrantes cabrones) que el remedio para mejorar la justicia social es fabricar dinero, en lugar de fabricar bienes y servicios, que es en lo que siempre consistió la economía.
Medio siglo de monetarismo salvaje que ha coincidido con el envejecimiento de Occidente, envejecimiento físico -evidente- y cultural: ha olvidado sus orígenes cristianos
Servidor es de los que piensan que, justo por eso, durante los últimos 50 años en materia de economía, las cosas han ido de mal en peor y que nos acercamos al final del callejón que no tiene otra salida que la vuelta atrás. O como diría la vieja ley: ¿por qué las cosas van siempre mal? O como diría la señora María, que es la que sabe más: ¿por qué los salarios suben pero cada vez dan para menos? O, como diría un profe: ¿por qué la economía ha pasado de ser una ciencia que buscaba la abundancia a convertirse en una plañidera que sólo busca la supervivencia?
Medio siglo de monetarismo: 50 años de océano de liquidez… hacia la desigualdad y la miseria
Si lo quieren en términos más rigurosos, Nixon ‘sólo’ liquidó la convertibilidad del dólar en oro, para terminar con un ataque puntual de los especuladores (tal y como él explica en su brevísimo discurso)… y con ello disparó la especulación financiera, permanente y global.
Otro mal añadido, Nixon, al acabar con el patrón-oro, provocó un estallido de emisión de moneda y de deuda pública sin precedentes en la historia. El mundo cambió, pensó que se liberaba pero a medida que trascurrió el tiempo, ese mismo mundo tembló y cayó en la cuenta de que había soltado a una fiera que ahora nadie se atreve a enjaular de nuevo. Los políticos irresponsables, casi todos pensaron: a bodas me convidan. Y llevan 50 años, por ejemplo Pedro Sánchez, solucionando su problema a costa de endeudamiento. Los gobiernos se han convertido en máquinas de emisión de deuda con la que apalancan -más bien esclavizan- a la población presente y a la futura, que también tendrá que amortizar una deuda siempre creciente.
Es hora de revertir la decisión de Nixon o por qué las cosas van siempre mal
Como todas las decisiones cruciales, Richard Nixon necesitó 1 minuto y 32 segundos para explicarlo: un vídeo para escuchar largo tiempo y muchas veces.
Y por cierto, este medio siglo de monetarismo salvaje, que ya nos parece normal y cotidiano, ha coincidido con el envejecimiento de Occidente, envejecimiento físico y cultural. Falta el rejuvenecimiento permanente que supondría volver a sus orígenes cristianos, esto es, ser original, y faltan hijos, que permitan mantener el equilibrio proporcional que evite la actual sociedad de jubilados y prejubilados.
Volvamos al patrón-oro… o a cualquier otro patrón, a fin de que recuperemos la sensatez, que no deja de resultar útil. La decisión de Nixon o por qué las cosas van siempre mal.