Ya hemos explicado que lo del salario mínimo (SMI) es un debate falso. Claro que tiene que subir el SMI, pero al tiempo, es preciso anular las cuotas sociales y, si fuera posible, eliminar totalmente las retenciones. Por ahora, esto sólo lo han defendido Hispanidad y Vox.

Este lunes 6 ha sido un día de bofetadas entre Nadia Calviño, vicepresidente primero y ministro de Economía, y Yolanda Díaz, -'Barbie paro' como se le conoce en las redes sociales- vicepresidente segundo y ministro de Trabajo. Calviño anunciaba por la mañana que se iba a subir -hubiera o no acuerdo, que no lo hubo- con patronal y sindicatos, unos 15 euros (de 950 a 965) hasta final de año.

A la CEOE le parece mucho, a los sindicatos les parece poco y Díaz y Calviño se enzarzan por segunda vez en 10 días. Antes fue por la eléctrica pública, ahora por el SMI.

Total, que Yolanda Díaz, Demóstenes en estado puro, arremete contra la reforma Báñez, que el PP promulgó en 2012, reduciendo la indemnización por despido y ofreciendo una salario de empresa frente al inamovible convenio general.

Y ahí doña Yolanda miente, según costumbre. Asegura que Europa no quiere la Reforma Báñez cuando lo cierto es que Bruselas ha dicho justo lo contrario. Que dejen en paz la Reforma del PP, que no sólo no se pasó sino que incluso se quedó corta. Pero claro, había que molestar a Nadia Calviño que no quiere tocar la reforma de Fátima Báñez, salvo en pequeños matices. 

Unai Sordo insiste en las siete plagas de Egipto: que eran 10

Y en paralelo, el secretario general de CCOO, luciendo cultura bíblica, insiste en que no entiende por qué se niegan a subir el SMI como si fuera una de “las siete plagas de Egipto”. Unai, campeón, ya es la segunda vez: que no, que no fueron siete plagas las del Éxodo, sino 10. La última la matanza de los primogénitos: ¡Cuidado! Otra cosa es el significado que el número siete tenía para los judíos, pero no te confundas.

En cualquier caso: hay que subir el salario mínimo y hay que anular las cuotas que gravan el salario mínimo, Tampoco es tan difícil.

El SMI se ha convertido en un objeto de mentiras y de paso en una combate a bofetadas entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz.