HSBC continúa sumido en una crisis profunda tras el plan de transformación iniciado hace más de dos años y medio, un plan que no ha tenido el efecto deseado, al menos hasta ahora, ya que el banco no logra enderezar el beneficio y, más preocupante aún, los ingresos.

El negocio sigue por los suelos y la reputación corporativa, también, después de años de escándalos relacionados con evasión de capitales y manipulaciones varias. Pero eso se acabó y ahora el banco se ha vuelto ecológico como el que más: dejará de financiar nuevos proyectos de petróleo y gas, “al tiempo que aceleraremos nuestras actividades para apoyar el despliegue de energía limpia”, afirmó la entidad el miércoles en un comunicado.

El giro es significativo. En 2017, la entidad fue acusada por Greenpeace de financiar la deforestación de la selva de Indonesia por parte de productores de aceite de palma. Ahora, el portavoz de esa organización ecologista, Charlie Kronick, celebra que “se haya dado cuenta de que no hay cabida para nuevo petróleo y gas en un mundo que trata de abordar la crisis climática”. ¡Qué bonito!