Decíamos ayer en Hispanidad que, a pesar de las apariencias, la economía española no va bien. Sin embargo, todos los corifeos monclovitas, cada día más numerosos para vergüenza del periodismo español, han vendido las nuevas previsiones europeas como un gran éxito, con un PIB que crecerá un 2,2% este año, otra engañifa a desmontar.

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La economía española actual, tras cinco años de Sánchez en Moncloa, es esto: sufrimos el paro más alto de toda la OCDE, especialmente un paro juvenil absolutamente desbordado. Engaño: comparar el desempleo de hoy con el de hace un año: ¿No sería más lógico compararlo con otros países?

Más mentiras: la inflación está controlada. No, la inflación está dopada con un precio forzado de la energía que estallará en cuanto se retire la venda. Es más los productos de consumo masivo, por ejemplo, la alimentación, están desbordados en España por encima de la subida media de los países de nuestro entorno. Decir que Pedro Sánchez ha controlado la inflación es un espejismo malicioso que se desmonta con entrar en un supermercado.

El PIB crece más que los países europeos. Cierto, pero el PIB per cápita está cayendo y la renta disponible lo mismo: es decir, que la economía española crece -robusta, que diría la embustera Calviño- pero cada vez somos más pobres.

Más espejismos. Escrivá habla de superávit de la Seguridad Social -hay que ser cínico- porque se dispara la recaudación por cuotas. Cierto: se dispara la recaudación porque el jetas de Escrivá sube las cuotas, con lo que desanima a cualquier emprendedor y por la gran trampa: las cuotas hace años que no pueden sufragar el disparado gasto en pensiones, que corre a cargo de otros impuestos. El superávit de la Seguridad Social es una filfa.

Y todo lo anterior se ha ido paliando con una deuda pública que Pedro Sánchez ha disparado. Pues bien, ahora la subida de tipos condiciona la alegre emisión de bonos públicos con la que se financiaba la sociedad dual en que se ha convertido España: los que trabajan y pagan un montón de impuestos y los que viven de las limosnas de la administración -voto cautivo- financiadas con deuda pública. A ver qué ocurre a partir de ahora con los tipos al 4%.

Sí: la economía española va como una moto sin gasolina, que acabará en la cuneta.