El desplome en bolsa del Grupo DIA ha acelerado los planes del magnate ruso Mikhail Fridman para el control del Grupo DIA, después de la ampliación de capital de 600 millones que prepara el Consejo de Administración de la cadena española. El objeto de esa operación, de hecho, ha sido defenderse de la OPA hostil para neutralizar al fondo del ruso, LetterOne. Pero LetterOne no está por la labor de aportar más dinero a un Consejo en el que no confía.

Fridman sigue como accionista de referencia (29,01%), pero su apuesta  inversora es perdedora salvo que encuentre un caballero blanco que se preste desde fuera. ¿Lo ha encontrado? Esa es la gran preguntan del millón, aunque tiene muchos boletos para serlo la multinacional británica Tesco.

Al Consejo de DIA, con Antonio Coto como consejero delegado, no le ha quedado otra alternativa que la ampliación, que aseguraría Morgan Stanley, para cruzarse con Fridman, aunque en sus planes necesitaría más para noquear del todo al magnate. De ahí el duro enfrentamiento entre ambos, explícito y hasta por escrito.

Fridman rechaza la ampliación de capital, preparada por el Consejo para evitar la OPA hostil de LetterOne

En román paladino, Fridman ha apostado por el desplome interesado del valor en bolsa para una OPA, con la complicidad de Goldman Sachs. Su intención era, como hemos contado, aprovechar esa situación para hacerse con DIA mediante una OPA barata y rentabilizar así su inversión: en concreto, pagar 1.500 millones menos de los que vale (a estas fechas, pierde el 92% de lo invertido). Y ha buscado también, interesadamente, el choque con el Consejo de Administración, al que ha criticado con dureza por su nefasta gestión.

Fridan habría intentado, sin conseguir, una OPA barata que requería una dispensa de la CNMV sobre el precio sobre el último precio pagado en 12 meses, según el Real Decreto de ofertas de adquisición (en concreto, los artículos 9.4.f y 10.5). 

No obstante, la línea de liquidez que estaría dispuesta a aflojar la banca, deja sin opciones esa posibilidad. Ahora bien, una OPA en estos momentos obligaría al Consejo de Administración al deber de pasividad, como establece también la ley de opas (artículo 28), y quedaría inhibido para la ampliación de capital. 

El magnate ruso ha desplomado las acciones de DIA en bolsa con un cómplice: Goldman Sachs

Tesco podría estar barajando una OPA por el 100%, valorando la empresa en 3.000 millones (con deuda incluida), a la que LetteOne, con su 29%, no acudiría. Esa oferta la podría lanzar en cualquier momento, sin esperar a que se cumplan 12 meses de la última operación de LetterOne. O sea, sin tener que esperar a marzo, cuando se cumple un año de la compra del 4%.   

Fridman provocó tal caída de la cotización, dicho de otro modo, al que ha seguido un enfrentamiento calculado con el Consejo de Administración, con la dimisión de sus consejeros, pero eso ha encendido las alarmas en la banca acreedora, con un papel clave para abrir líneas de liquidez al grupo como para renegociar después de la deuda. Por supuesto, ha quitado de la cabeza de Fridman la posibilidad de negociar con los bancos una quita.

También ha buscado el choque con el Consejo, por la mala gestión, pero ha encendido las alarmas en la banca

Así las cosas, sólo parece que le quedan, sobre el tablero, dos alternativas: acudir a la ampliación, que supone el un nuevo desembolso de dinero -en concreto, 173 millones como mínimo, con el cálculo de dos acciones nuevas por una antigua- o no acudir, pero vería diluida su participación al 10%. Pero a esas dos opciones… se une una tercera: el caballero blanco para hacerse con el grupo a un precio de derribo, dentro de una estrategia milimetrada. 

LetterOne compró por 1.800 millones de libras, en 2017, la cadena británica de retail Holland & Barret, que tiene entre sus socios a Tesco, un grupo con una facturación anual de 75.000 millones y una plantilla de 270.000 empleados. Es decir, es un gigante del comercio al por menor, que viene de una profunda reestructuración en 2017 (despidió a 4.500 trabajadores) y ahora goza de una excelente proyección. Ha dejado atras las pérdidas de 5.700 millones de libras en 2014 y ha vuelto a los números negros, con beneficio neto de 1.206 millones de libras en 2017.  

En el Consejo de LetterOne están sentados dos de los dimitidos en DIA y ex de Goldman Sachs en Reino Unido, con el que desembarcó en ese país

Sus propietarios son el Banco de Noruega, Deutsche Bank y el fondo BlackRock, pero es más interesante saber que Tesco, que ha dado alguna pista sobre su apetito por España, quiera sumar las miles de tiendas de la cadena DIA, y de paso, ojo, dar el salto a Hispanoamérica (Brasil y Argentina).

Las conexiones entre Fridman y Tesco, y de Fridman con Goldman Sachs tienen muchos ángulos. Es conocido, por un lado, que al frente del fondo de LetterOne de retail (L1 Retail) está Stephan DuCharme (es el primero de los consejeros de Fridman que abandonó el Consejo de DIA, mientras ejercía como presidente interino). Ese fondo tiene 3.000 millones de dólares y ha invertido 2.000, entre la adquisición de Holland & Barret y la inversión en DIA. Además, parte de las compras que realiza se financian también con deuda, no solo con dinero en efectivo.  

El fondo del ruso tiene un equipo experto, demasiado elitista como para dejar que DIA se les escape 

Por otro lado, DuCharme comparte mesa en el mismo Consejo de L1 Retail con Clive Humby, uno de los fundadores de Dunnhumby -una empresa de análisis de datos pionera en Big Data-, hoy en manos de Tesco. Es consejero también Michael Casey, que proviene de Goldman Sachs, donde fue director general en Reino Unido y cabeza de sus negocios en Europa y Oriente Medio. Fue, qué cosas, el artífice de la venta de Holland & Barret a LetterOne. Y, además, Karl Heinz Holland, ex CEO de Lidl y otro de los consejeros dimitidos de DIA en representación de LetterOne. En fin, hablamos de un equipo experto, demasiado elitista como para dejar que DIA se les escape.