Ebro Foods ha resistido el temporal de inflación que vivimos sin trasladarla al 100% a los precios de sus productos, ¡bien hecho! En 2022, ha bajado el beneficio neto y los márgenes, pero al mismo tiempo ha elevado su resultado bruto de explotación (ebitda) y sus ventas, aunque ojo, porque ha crecido la deuda.

El líder mundial en arroz y segundo fabricante de pasta (tras el grupo italiano Barilla) ha afrontado un aumento de costes de 234 millones de euros en 2022, 3,9 veces superior al de 2021 (60 millones), y ha advertido que este año será “igualmente difícil” con sobrecostes de 225 millones y no sólo por la inflación, también por la sequía y el alza de costes. Al igual que en los nueve primeros meses, en el conjunto de 2022 ha capeado con los mayores costes y está convencido de que está en buena posición para afrontar el reto también este año.

En 2022, Ebro Foods ha visto desplomarse su beneficio neto atribuido un 48,8%, a 112,05 euros, mientras que a perímetro constante ha sido de 135,6 millones (-6,6%) por las desinversiones en pasta seca (en Norteamérica y en la marca francesa Panzani que hizo en 2021) , el tipo de cambio y la venta de Roland Monterrat. El margen ebitda ha descendido del 12,4% al 11,3%. Por su parte, el ebitda ajustado se ha incrementado un 10,9%, a 334,6 millones, y las ventas han aumentado un 22,3%, a 2.967,6 millones. Claro que hay que estar atentos a la deuda neta, que ha ascendido a 762,6 millones (+51%), y el ratio de deuda neta sobre ebitda ajustado ha pasado del 1,4% al 2,3%.

Unos buenos resultados a pesar del difícil contexto y en el que no ha parado de invertir (en concreto 118,8 millones en crecimiento orgánico y afianzarse en EEUU con la compra de InHarvest)

Por negocios, en arroz (donde posee marcas como SOS, Fallera o Brillante), las ventas han ascendido a 2.329,4 millones (+25,3%); y el ebitda ajustado ha crecido un 17%, a 289,83 millones; pese a que el margen ebitda ajustado ha descendido del 13,3% al 12,4% por los mayores costes. Por su parte, en pasta (donde tiene marcas como Garofalo), las ventas han sido de 651,5 millones (+10,3%); mientras el ebitda ha bajado un 15%, a 58,48 millones, y el margen operativo se ha derrumbado del +9% al -23% por la elevada inflación de costes, los altos precios de materias primas y ralentización del consumo de pasta fresca.

Unos buenos resultados a pesar del difícil contexto y en el que no ha parado de invertir (en concreto 118,8 millones en crecimiento orgánico y también para afianzarse en EEUU con la compra de InHarvest). Ebro Foods tiene como principal accionista a la familia Hernández, dueña del 15,922% repartido a partes iguales (del 7,961%) entre las sociedades Hercalianz Investing Group y Grupo Tradifin. Les sigue Corporación Financiera Alba, el vehículo de inversión de los March, con el 14,004%; Damm, con un 11,686%; y la SEPI con un 10,36%. 

Antonio Hernández Callejas es presidente ejecutivo de Ebro Foods desde 2005 y su familia controla el 15,922% del capital