Pablo Ferrer explicaba en Hispanidad el lío empresarial, no intelectual sino pecuniario, de Microsoft y OpenAI, alrededor de la figura de Sam Altman, presunto creador del ChatGPT. Es decir, del producto clave de la llamada inteligencia artificial.

Aunque “por dinero, baila el perro”, así, Microsoft y OpenAI volvieron a ser amigos, todo sea para seguir alimentando la máquina de hacer dinero que es el ChatGPT y la Inteligencia Artificial. 

Pero parece que The New York Times Company va a amargarles la Navidad a ambos, y con razón: la empresa que edita el famoso diario neoyorkino ha denunciado a OpenAI y a Microsoft por usar de manera ilegal millones de artículos e investigaciones propiedad del periódico. 

The New York Times usa un modelo de suscripción para sus artículos, los cuales están protegidos por derechos de autor, tal y como se recoge en la denuncia. Según el medio sus artículos fueron usados por OpenAI, empresa de ChatGPT, y Microsoft para entrenar sus servicios de inteligencia artificial. 

La denuncia ha sido presentada ante el Tribunal Federal del Distrito de Manhattan: "El uso ilegal del trabajo del Times por parte de los demandados para crear productos de inteligencia artificial que compitan con él amenaza la capacidad del Times para brindar ese servicio".

El periódico sostiene de que se trata de "una violación de los derechos de autor en términos de contenidos y labor periodística", "buscan aprovecharse de la enorme inversión del 'Times' en su periodismo usándolo para crear productos sustitutos sin permiso ni pago".

The New York Times asegura en su demanda que, además, se le puede pedir al buscador Bing, de Microsoft, que copie párrafos enteros de noticias del Times.

El periódico sostiene de que se trata de "una violación de los derechos de autor en términos de contenidos y labor periodística", "buscan aprovecharse de la enorme inversión del 'Times' en su periodismo usándolo para crear productos sustitutos sin permiso ni pago"

La denuncia busca responsabilizar a los acusados "por los miles de millones de dólares en daños legales y reales" por la copia y uso ilegal de sus artículos. Asimismo exigen que ambas empresas, no sólo dejen de utilizar su contenido, sino que destruyan los datos que tienen ya recopilados. 

"Si The Times y otras organizaciones de noticias no pueden producir y proteger su periodismo independiente, habrá un vacío que ninguna computadora o inteligencia artificial podrá llenar".

Las implicaciones de la demanda son incalculables, tanto si gana el medio como si resultan victoriosas las empresas, se sentará un importante precedente en un terreno aún por regular. Pero de fondo, lo mismo, la personificación de la máquina. 

En Hispanidad sostenemos que como dijo G. K. Chesterton, "llegará el día que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde", y es que la inteligencia artificial no existe: si es inteligencia no puede ser artificial y si es artificial no puede ser inteligencia. Esta denuncia no hace más que demostrarlo, la máquina no sabe redactar, tiene que ser entrenada y nutrida de los artículos que redactan personas. 

Para entendernos: primero, no hay nada en la máquina -inteligencia artificial- que antes no haya estado en el hombre. La máquina hace aquello que el hombre le ha enseñado a hacer, más rápido, eso sí.

Y segundo, igual que no está bien que un hombre copie a otro hombre, de la misma manera que no es correcto plagiar, ni aprovecharse del trabajo del otro sin permiso, no es correcto que se usen los contenidos propiedad de otras personas para entrenar a tu maquinita, y menos con la intención de que sustituya al hombre.