Congreso anual de CEDE, la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos, la penúltima obra de su presidente, Isidro Fainé, que se celebra el jueves 29, en Bilbao. El primero en intervenir es el que fuera embajador en España y ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Shlomo Ben Ami, socialista quien, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, la arrea un pescozón al Gobierno británico, que lo único que no ha hecho es bajar impuestos. Según el hombre que consiguió que España (Sefarad) e Israel entablaran relaciones diplomáticas, el gobierno británico ha tomado "decisiones disparatadas... según el propio FMI". Esto de que un socialista presente como modelo de referencia al FMI es muy lógico. Pero hombre, Shlomo, que esa simplicidad la pronuncia hasta Nadia Calviño... fíjese si andará errado. 

Más interesante estuvo el amigo de España, ligado a distintas organización de tipo masónico pero amigo de España, al hablar de la guerra de Ucrania y pedir aquello que Joe Biden se niega a aceptar: 

Lo de la guerra de Ucrania es guerra mundial, no local y por tanto, "una derrota de Rusia es tan peligrosa como una victoria de Rusia". a ver si alguien toma nota en la mentalmente deteriorada Administración norteamericana.  

Junto a él Juan José López Burniol, el vicepresidente de la Fundación Caixa quien insiste en la idea desde otro ángulo no menos interesante: "Si no nos unimos con Rusia (los europeos) no somos absolutamente nada".

Y añade: "¿Por qué la OTAN no interpuso soldados en Ucrania al igual que bombardeó la antigua Yugoslavia?".  

Otra idea de Burniol: "Lo que caracteriza a la crisis actual, que empezó en 2008, no es el cambio, sino al velocidad". Y más importante: "La de 2008 no fue una crisis mundial ni una crisis de Occidente, no fue una crisis de mercados, sino de mercaderes, es decir, de valores". Nada que añadir.

Otra idea: la diferencia de este cambio es la velocidad, verdaderamente extraordinaria. Aumento enorme de la desigualdad, no entre los países sino en el interior de cada país.