El INE ha confirmado hoy que la tasa anual del Índice de Precios de Consumo (IPC) en julio alcanzó el 10,8%, su nivel más alto desde septiembre de 1984 y seis décimas por encima de la registrada en junio.

Las causas de esta altísima inflación —recordemos, el impuesto a los pobres—- es, según el INE, las subidas de los precios de las viviendas, hasta el 23% a causa de los precios de la electricidad, el vestido y calzado, con un variación anual del 5,0%, y a los alimentos y bebidas no alcohólicas, que sitúa su tasa en el 13,5%, la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994.

Y no menos importante es la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) que aumentó en julio seis décimas, hasta el 6,1%, su valor más alto desde enero de 1993.

En tasa mensual (julio sobre junio), la inflación cayó un 0,3%.

Por su parte, en el séptimo mes de 2022, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) situó su tasa interanual en el 10,7%, siete décimas por encima de los datos de junio. La variación mensual del IPCA mostró un descenso del 0,6%.

Y todo esto demuestra el fracaso de las políticas económicas del Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, que nos fríe a impuestos y se forra con la inflación, cuando para bajar la inflación hace falta, precisamente, lo contrario: reducir los impuestos.

Que es precisamente lo que Alemania ha anunciado que va a hacer. El ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, anunció esta semana una rebaja de impuestos de hasta 10.000 millones de euros para compensar el impacto de la elevada inflación sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos. El paquete incluye rebajas de impuestos y un incremento de las ayudas a las familias. "El Estado no debe enriquecerse con la inflación a expensas de los ciudadanos", ha subrayado Lindner, recogió Hispanidad.