El caso es que el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, desea que el Estado se marche cuanto antes. Pero Nadia ha dicho que no se va
"Si le das una palanca a Nadia Calviño seguro que la utiliza". La frase corresponde a un importante personaje del entorno Caixa, y refleja muy a las claras lo que más preocupa ahora mismo al Consejo de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri: el Estado, o sea el Gobierno, no quiere marcharse del capital ni del Consejo, donde está representado por Teresa Santero.
Calviño ya ha dicho que no tiene prisa. Y utiliza su presencia en Caixabank. Ya lo hizo cuando advirtió sobre un acuerdo con la banca sobre buenas prácticas en hipotecas y aseguró, sin despeinarse, que Caixabank ya le había dicho que sí. En ese mismo momento a unos pocos kilómetros de allí, el Ceo de Caixabank, Gonzalo Gortázar, habla de que lo están estudiando,
Por otra parte, Goiri también está hasta el gorro de las presiones de la vicepresidenta económica para que Caixabank no se una al cabreo generalizado en el sector por el demagógico impuesto especial contra banca y energéticas.
El penúltimo enfado ha venido por el Código de buenas prácticas en hipotecas, el último por las presiones sobre el impuesto bancario
Suma y sigue. El caso es que el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, desea que el Estado se marche cuanto antes. Es más en la entidad creen que su presencia daña la cotización en el momento más inoportuno, con una subida de tipos que aumente el margen de negocio pero, probablemente exigirá mayor retribución al accionista y, al tiempo, más superávit de recursos propios.
Pero Nadia ha dicho que no se va. Le viene bien una palanca para presionar a un sector que hace tiempo dejó de confiar en su gestión. ¿Qué mejor que presionar desde dentro?