Sundar Pichai, CEO de Google
El día que Google decida competir directamente con los bancos españoles, el sector se va a arrepentir de haberle abierto las puertas al buscador. Porque eso es lo que significa, por ejemplo, el acuerdo Caixabank-Google de finales de octubre, para impulsar la digitalización de los pagos y las compras con móvil.
Tener a Google cerca siempre es un riesgo y si no que se lo pregunten a la prensa. Primero cogió sus noticias sin pagar nada a cambio, para luego robarle la publicidad. Y eso sin hablar de la censura ‘silenciosa’ que ejerce relegando a la página 40 de la búsqueda a aquellos que critican el consenso oficial acerca de la ideología de género y el cambio climático.
Lo mismo sucedió con las telecos. Parasitiza sus redes y luego las releva en muchas de sus funciones. Por ejemplo, en el mundo audiovisual.
De momento, la tarea de la compañía que en España lidera Fuencisla Clemares limita su actividad financiera a acuerdos concretos con los bancos de nuestro país -por ejemplo, Google Pay- pero es cuestión de tiempo que dé el salto definitivo. A lo mejor nunca lo da, pero no sería por falta de capacidad.
Por otra parte, el cierre masivo de sucursales le beneficia, porque cuanta mayor sea la digitalización del cliente, más sencillo le resultará competir con los bancos. Si las entidades continúan cerrando oficinas, llegará un momento en el que no tendrán esa ventaja competitiva, ese valor añadido que les diferencia del gigante de internet.
En definitiva, los bancos no deberían acercarse tanto a Google, porque no es socio de fiar. No porque no vaya a cumplir lo pactado, sino porque utilice esos acuerdos para algo más. Con la prensa ni siquiera firmó acuerdos y lo hizo poco a poco.
¿Hay alternativa? Sí, convertíos vosotros en Google, no os concerteis con él. Banqueros: en su momento, dominasteis el mundo de las tarjetas: haced ahora lo mismo con el móvil. No es más que otro medio de pago y vosotros sois especialistas en medios de pago.