Los bancos españoles no quieren fusionarse. A pesar de los continuos llamamientos del regulador, las entidades han hecho de su capa un sayo y han decidido afrontar el futuro en solitario, a pesar del escenario desalentador que se cierne sobre el sector con unos tipos de interés crónicamente bajos.

Ana Botín, Carlos Torres, Jordi Gual, María Dolores Dancausa… ningún banquero del Ibex contempla matrimoniar en el corto y medio plazo. Ni siquiera Josep Oliu, que hace algo más de una semana abrió la puerta a posibles fusiones, este viernes se ha echado para atrás y ha asegurado que el tamaño no importa. Tampoco el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, quiere oír hablar de fusiones, a pesar de que uno de los objetivos de la ministra de Economía, Nadia Calviño, es privatizar la entidad, y la mejor manera de hacerlo, a día de hoy, es mediante una fusión.

El supervisor puede lanzar los mensajes que quiera, pero al final, las decisiones las toma cada entidad

Los llamamientos del BCE y del Banco de España han resultado estériles, incluso en la banca mediana, que ha ignorado el último mensaje de la subgobernadora del BdE, Margarita Delgado. Ni Unicaja ni Liberbank prevén fusiones, aunque, como siempre, estarán atentos a las oportunidades que puedan surgir. Su mensaje es muy claro: podemos seguir en solitario a pesar de nuestro tamaño.

Pero, ¿qué ocurre con la rentabilidad que reclama Andrea Enria, supervisor jefe del BCE? Las entidades han descubierto que pueden reducir costes -condición indispensable para ser más rentables- sin necesidad de unirse. Algunas, como el BBVA, lo llevan haciendo desde hace años y sin recurrir a expedientes de regulación de empleo, con bajas voluntarias y vegetativas. Ese es el modelo que veremos en 2020: una reducción silenciosa de plantillas y oficinas. En definitiva, el supervisor puede lanzar los mensajes que quiera, pero al final, las decisiones las toma cada entidad.

El presente ejercicio no será sencillo para la gran banca, que en 2019 ganó un 19% menos. Pero no importa: es mejor sólo que mal acompañado.