Vamos para el año y medio de duración de esta triste historia. Eso sí: tras 16 meses del lanzamiento de la opa del BBVA sobre el Sabadell, las cosas empiezan a estar... un pelín más claras, quizás por agotamiento: está claro que BBVA deberá mejorar su opa... y cambiar su opa: ahora mismo, la oferta está en 'en pérdidas' y, además, sería conveniente reducir el límite de aceptación hasta justo por encima del 30%. La verdad es que la opa no se ha desarrollado pero está en peligro de hacerlo. El BBVA tendrá que rascarse el bolsillo.
Ahora bien, el problema principal para Torres es otro: las condiciones impuestas por el Gobierno Sánchez, si la opa se lleva a efecto: durante tres años, ampliables a cinco, el BBVA no podrá controlar ni mandar en el Sabadell. ¿Y entonces? Hombre sí, a lo mejor los tribunales, este siglo o el venidero, le dan la razón pero eso sólo se va a entender como un nuevo fracaso de Torres, quien, esto es cierto, ha hecho las cosas mal desde el principio hasta el final: sin contar con la oficialidad, por las malas, de forma rácana, opa en papel...
Sí, las aguas bajan revueltas en el BBVA, pero Carlos Torres se niega a dimitir y a ceder su puesto a su sucesor natural, Jaime Caruana. Y en ese punto se ha encontrado con un aliado inesperado: Ana Botín, presidenta del Santander.
Ahora bien, esto es lo que le conviene a Ana Botín, que siempre tiene abiertas varias posibilidades de futuro, algunas incluso contrapuestas. Para Botín hacerse con el BBVA (¿Problemas de competencia? Esos siempre tienen solución) sería convertirse en el primer banquero de la Unión Europea, el mejor broche para su carrera. Y eso, aunque se viera obligada a desprenderse de activos en México y en España.
Pues bien, Botín está cuidando a Torres como a la niña de sus ojos: en su debilidad actual y en la aún mayor debilidad futura si fracasa la opa sobre el Sabadell, don Carlos resulta el candidato idóneo para negociar una fusión entre los dos grandes... y marcharse a casa. Dinero no le va a faltar... aunque al PNV no le va a gustar.












