La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, da un giro a lo que ha mantenido hasta ahora con relación a las centrales nucleares. De defensora firme del apagón nuclear en 2028, cuando Trillo cumple 40 años de vida útil, a un nuevo suspense sobre los cierres, que dependen de una información, para decidir, de la que todavía no dispone.

En paralelo, importante, la titular energética ha anunciado una solución, que llegará pronto, para compensar a los afectados por el recorte a la retribución a las renovables, que puso en marcha el Gobierno anterior para evitar el subidón del déficit de tarifa, que llegó a 30.000 millones. Ninguna alusión de la ministra a esa polémica, sin embargo, que ha sido muy crítica con esa decisión, que se tomó “sin hacer ninguna previsión de compensaciones”, fondos internacionales  y pequeños inversores, lo cual “fue un muy mal precedente para la confianza en el proceso de transición ecológica”.

A diferencia de hace tres meses, la ministra necesita tiempo y más datos para decidir el cierre de las centrales atómicas

Es lo que ha explicado en un desayuno informativo de Forum Europa, este lunes, presentada por Cristina Narbona (ambas en la imagen), presidenta del PSOE y ex consejera del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Lo dicho sobre la energía nuclear se resume en que ya no está claro, por ejemplo, que cierre Almaraz, la primera en plegar hasta ahora según lo previsto. O lo que es lo mismo: se mantendrá. Uno de los reactores de esa central extremeña (la unidad 1) cumple 40 años de vida útil en 2021 y el otro en 2023 (la unidad 2). El impacto del cierre se sitúa en torno a 115 millones de euros y cuelgan de ese negocio unos 2.000 empleos.

Los propietarios (Iberdrola, 53%; Endesa, 36% y Naturgy, 11%) deben solicitar al CSN el permiso para alargar el plazo, en el primer caso de Almaraz, antes de 2019, y a partir de ahí decidir una prórroga o la clausura. Ocurre lo mismo con el calendario del resto de centrales.

Ribera, sin embargo, al ser preguntada al respecto por Hispanidad, se ha limitado a decir que esos son los plazos, pero que no hay una decisión tomada y que hay más factores a tener en cuenta que el programa electoral del PSOE, que “todos entienden lo que dice”.

Ribera echa en cara a Nadal la falta de anticipación para cumplir con los objetivos de Bruselas

La ministra, en paralelo, ha echado en cara al anterior Gobierno (Álvaro Nadal) de “falta de anticipación” para cumplir con los objetivos medioambientales de la UE, que no tenía esa visión, y ha añadido, por otro lado, que no se puede tomar una decisión sin las previsiones sobre la evolución de la demanda eléctrica para 2030 ó 2050.

En suma, Ribera desgrana ahora los mensajes con los debía haber iniciado su mandato hace tres meses, por realismo. No ha sido así. En julio podía más su voluntad de cambio de modelo energético que la realidad de encajar la oferta y la demanda, cuando la nuclear, a fecha de hoy, garantiza más del 20% de la electricidad consumida y ayuda a frenar las emisiones contaminantes porque no suelta CO2.

En julio, sin embargo, aseguraba que “el diésel tiene los días contados”, que “el cierre de la nucleares será con 40 años de vida útil” o que “la clausura de las térmicas de carbón será en 2025”. Ahora matiza, del mismo modo que también habrá que contar con “un plan actualizado sobre las obligaciones de seguridad en la gestión de los residuos radioactivos”, otra razón para no poder responder sobre las nucleares, aunque el país, eso sí, avance hacia la descarbonización de la economía.

Ahora, sobre las térmicas de carbón, insiste que tienen “poco recorrido”, pero pueden seguir en funcionamiento diez años, cosa difícil, aunque depende de las alternativas económicas al cierre. Sobre el diésel, se ha limitado a defender que “hay razones” para que no tenga una fiscalidad distinta a la gasolina y que “el nuevo impuesto está justificado”.