Comienza la legislatura y con ella se confirma la tendencia de la izquierda (que no empieza a gobernar ahora sino que lleva en el poder desde el 1 de junio de 2018, va para dos años) a crear paro y aumentar el desempleo a través de su inquina contra el empresario, que no deja de ser el empleador. El ideal de la ministra de Trabajo, la podemita Yolanda Díaz, consiste en una masa laboral donde el 100 por 100 sean funcionarios públicos. De la productividad de ese esquema, mejor no hablar y de los incentivos que aporta -aproximadamente ninguno- tampoco.

Subir el salario mínimo es justo y no provoca desempleo: lo que crea paro es subir en paralelo las cuotas de la SS

La sociedad va por otro lado, al menos cuando la dormidera política que dice trabajar de continuo para la mayoría de los españoles -¡tiene narices!- no la aturde. Cada vez son más los convencidos de que hay que cambiar la política de empleo mediante tres principios: despido libre, impuestos bajos, salarios dignos. Es decir, justo lo contrario de lo que proyectan Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. O de lo que proyecta Iglesias y se traga el figurín de Sánchez, encantado de mantenerse en el Trono de La Moncloa desde la inacción: Sánchez ha descubierto que no hacer nada ni proponer nada es la mejor forma de no errar. Y así, deja que la iniciativa, para mal de todos, la lleve Iglesias, que no deja de ser un comunista rencoroso y sin muchas ideas.

El futuro del empleo está en las empresas con un número de socios impar, inferior a tres

Vamos por partes: subir el salario mínimo -que el Gobierno presenta como su gran logro- es justo y no provoca desempleo: lo que crea paro es subir en paralelo las cuotas de la Seguridad Social, que está liquidando a la clase media naciente. Es lo que ha hecho Yolanda Díaz. Por ejemplo, es letal para las familias de jóvenes profesionales que tratan de salir adelante y necesitan de una asistenta para cuidar a sus hijos mientras sus padres trabajan o a los emprendedores agrícolas que tanto necesitamos todos y que precisan de jornaleros. Ambos, como empleadores, deberían estar eximidos de pagar cuotas sociales.

Otro desvarío gubernamental, experto en cuestionar la evidencia: el futuro del empleo está en las empresas con un número de socios impar, inferior a tres. Ponérselo fácil al emprendedor en vez de freírle a burocracia e impuestos desde ya antes de montar su empresa.

Ni proletarios ni autónomos: sólo propietarios. Es el único sistema capaz de adaptarse a la sociedad digital. El más antiguo (viene del mundo antiguo) y el más moderno

No necesitamos ni proletarios ni, tan siquiera, autónomos: la sociedad más justa es la sociedad formada por pequeños propietarios, porque el pequeño propietario es el elemento social más productivo y el hombre más libre.

Además, la pequeña propiedad es el único sistema capaz de adaptarse a la sociedad digital. El más antiguo (viene del mundo antiguo) y el más moderno de todos. El del siglo XXI y el de siempre.

Justo lo contrario del tándem Sánchez-Iglesias que, como buenos izquierdistas, son ideales para crear empleo. Además, para ello disponen de Yolanda Díaz y de otra inefable del Ejecutivo: la titular de Igualdad, Irene Montero. Ninguna de ellas se plantea un axioma económico básico: para repartir riqueza primero hay que crear riqueza que repartir.