Este viernes le toca pasar por ventanilla a la entidad presidida por Carlos Torres, o tal vez debía haber dicho dirigida por Onur Genç que por las decisiones que está tomando últimamente la entidad vasca parece que realmente es el que está partiendo el ‘bacalao’ en el BBVA, después del tsunami generado por la venta del, al parecer ruinoso, negocio en EEUU.

Los números sobre el papel parecen demoledores ya que BBVA presenta un resultado atribuido de 1.305 millones de euros (M€) frente a los 3.512M€ con los que cerró el pasado ejercicio, un 62,9 inferior en términos porcentuales. Sólo un dato significativo: sin el deterioro del fondo de comercio en EEUU y los 304M€ obtenidos por la venta a Allianz del 50% del negocio de seguros, el resultado atribuido obtenido hubiese sido de 3.084M€. Una pequeña resta nos da más o menos que en este ejercicio el negocio en EEUU les ha generado unas pérdidas netas de 1.765M€, principalmente por los 2.084M€ del deterioro de su fondo de comercio registrado en el primer trimestre del ejercicio. Esto en plena pandemia que ha obligado a dotar 5.908M€ adicionales por el resto de los impactos. En total, 7.992M€ dotados por deterioro, que resulta muy preocupante, si no fuese porque hay otras áreas geográficas que han tirado del carro de los resultados que, por cierto, ya recogen 300M€ de los 580M€ obtenidos de la venta de EEUU. Pues bien, Carlos Torres y todo el BBVA continúan hablando de plusvalias. 

Como pudimos comprobar el jueves con Bankia, no cabe esperar que el negocio tradicional pueda salvar el resultado. Un margen de intereses inferior en un 7,3% a 2019, las comisiones (-8,3%) tampoco, curiosamente sólo la buena gestión de coberturas ha propiciado un crecimiento del ROF de un 22,3%, 309M€ y aún así el margen bruto baja un 6,1%, casi 1.500M€ menos que en 2019. Lo peor es que lo de los tipos de interés bajos tiene difícil solución y si suben sería ‘vestir a un santo desvistiendo a otro’.

Como hemos ido viendo a lo largo de los trimestres anteriores, los gastos de explotación se han ido manteniendo a la baja con un descenso de 1.147M€ de los que el 50% lo son de gastos de personal, y ya se va perfilando la tendencia en este 2021 de lo que parece el año de los ajustes de plantilla por las nuevas tecnologías y reducciones de oficinas físicas. El margen neto obtenido fue de 12.219M€, 342M€ menos que en 2019 (-2.7%). El ratio de eficiencia ha bajado un 3,4% hasta el 46,8% y son ya dos ejercicios seguidos de bajada.

Desgraciadamente la partida estrella de las cuentas de resultados de las entidades financieras en este ejercicio es la de deterioros por la incidencia de la pandemia. Encuentro que la llamada a la prudencia del regulador en estos momentos no debía haber sido tan genérica y podía haber marcado alguna senda más concreta, ya que tengo la impresión de que ha sido la “válvula de aflorar pérdidas latentes de debajo de la alfombra”. Aún así, los 5.908M€ registrados por BBVA pueden ser un récord que esperemos no se supere por el bien de nuestra economía.

Con esta situación de la entidad, resulta sorprendente el detalle de las aportaciones al resultado del grupo de las diferentes zonas geográficas, ya que es México la que aporta el 45%, España un 15%, Turquía un 14%, EEUU y América del Sur un 11% cada una y un 4% el resto.

Por cierto, ¿quién manda en el BBVA, el presidente Carlos Torres o el CEO Onur Genç?

Por lo que respecta a la actividad en balance, me sorprende la reducción de la cartera de préstamos en un 4,5%, en un contexto en el que la mayor parte de las entidades han crecido en este aspecto al amparo de las garantías extraordinarias facilitadas por el ICO. Es cierto que es una estrategia conservadora que poco aporta a la recuperación del país, pero ya explicarán a sus accionistas de dónde sacarán ingresos para remontar, ya que como hemos visto, bajan en comisiones en los recursos fuera de balance (-4,5%) respecto a 2019 y en los depósitos de clientela (+6,1% interanual).

La tasa de morosidad que venía descendiendo los dos últimos ejercicios registra ya una subida de un 0,2% y queda en el 4% a pesar de la reducción de la inversión crediticia, y con una cobertura de morosidad del 81%, una de las más altas vistas hasta ahora y que en el primer trimestre del año ascendía al 86%.

La solvencia crece por las desinversiones realizadas y se sitúa en un 11,73% para el ratio CET Fully Loaded. En este ejercicio esperan que siga creciendo con las desinversiones previstas como la de su negocio en Paraguay.

Ahora me queda una duda que seguramente resolveré el próximo lunes viendo los resultados del Sabadell, y es quién de los dos consideró una mala idea la fusión frustrada entre las dos entidades y se asustó de la situación económica de la otra, a parte de otras consideraciones de egos personales dentro de las dos entidades. Si siempre digo que la entidad Vallesana se equivocó en el Reino Unido, la vasca lo ha hecho con Turquía, que además le ha endosado un caballo de Troya para Carlos Torres llamado Onur. Tiempos difíciles para el BBVA que, con estas cuentas, su intención de pagar 0,059 céntimos de dividendo y el compromiso de recompra del 10% de sus acciones no acaba de despegar en su cotización en bolsa.

Y la bolsa no le perdonó. A los analistas no les han gustado los resultados presentados por el presidente del BBVA, Carlos Torres. La cotización del BBVA cayó el doble que el Ibex 35.