Madrid y Barcelona, Ada Colau y Manuela Carmena, ellas dos, se disponen a perpetrar otra mamarrachada anticristiana con motivo de las cabalgatas de los Reyes Magos. Si la de Madrid resulta hortera, la de Barcelona es vulgar. Y ambos, irremediablemente cursis.

Carmena intentó suprimir el Belén porque no todos los madrileños eran católicos. Alguien, no la oposición, le respondió si, entonces, colocar en el frontis del ayuntamiento la bandera arco iris significa que todos y cada uno de los madrileños eran gais. 

Luego cedió en lo de no instalar un nacimiento en Navidad, a costa de poner tapices, más que nada para que no se los instalaran los madrileños, cosa que hicieron la Navidad anterior, en plena Puerta de Alcalá.

Lo que nunca ha podido hacer, ni Manuela Carmena en Madrid ni Ada Colau en Barcelona, es boicotear la Fiesta de los Reyes Magos. Es demasiado importante para los corazones y para los bolsillos. Ejemplo, cuando en la Transición, el entonces progre Felipe González pretendió reducir las fiestas religiosas. Más tarde, lo ejecutaría con San José o Santiago Apóstol, pero en ese momento los obispos le dijeron que no podrían suprimir la fiesta de la Epifanía. El Corte Inglés y otras empresas advirtieron al Gobierno que cuidadito con suprimir los Reyes Magos.

Pero también refleja la línea directriz del nuevo gnosticismo: un cristianismo sin Cristo

Y así, como no se pueden suprimir, hay que adulterarlos, paganizarlos, con carrozas que se inventen figuras (los Tres Reyes Magos pueden traer carbón, pero no van acompañados de ningún carbonero). Esta cabalgata es la cosa más hortera que se ha visto desde hace muchos años, con carrozas convertidas en un mar de naves espaciales y tecnología de vanguardia, sólo se le puede ocurrir al que asó la manteca.

Y todo ello no sería más que otra sublime horterada de Colau y Carmena sino fuera porque se inserta en la línea directriz del nuevo gnosticismo: una paganización que consiste en crear un cristianismo sin Cristo y una Epifanía con reyes convertidos en psicólogos más pueriles que infantiles.   

Ada, Manuela: os prefiero ateas antes que cursis, os prefiero comecuras antes que brujas.