A través de Onda Cero, el teniente fiscal del Tribunal Supremo, Luis Navajas, provocó el lunes un terremoto cuando decidió acusar a su compañera, Consuelo Madrigal, nada menos que ex fiscal general del Estado y fiscal del Procés, de estar “contaminada políticamente”, una forma finísima de acusarla de favorecer al PP.

Es más, Navajas asegura que Madrigal pretendió influirle en el tratamiento de más de 20 querellas presentadas contra Pedro Sánchez por su política contra el coronavirus. Unas demandas que tenían su justificación en que Sánchez preside un país al que ha sometido al confinamiento más duro de Europa y que, sin embargo, obtuvo los peores resultados de Europa, medidos en número de muertos por habitante.

Y buena prueba de todo esto es que la veintena de científicos que reclamaron en agosto una "evaluación independiente e impactial" sobre la gestión de la pandemia -justo lo que Navajas se niega a aceptar- han vuelto a la carga y han publicado este martes un nuevo artículo en la presigiosa The Lancet, pidiendo que la evaluación se haga con carácter de urgencia.

Navajas ha propuesto exonerar a Pedro Sánchez por su gestión de la crisis del coronavirus, anulando todas las demandas contra el Gobierno

Sin embargo, el departamento que lidera Luis Navajas ha decidido exonerar de entrada las 20 querellas contra Sánchez, aunque ahora serán los jueces quienes decidan. Por cierto, una de los proyectos más recurrentes del intento del progresismo español consiste en otorgar por ley más poder a los fiscales y reducir el de los jueces. El progresismo español influye en ambos cuerpos, pero más en los fiscales.

Encima, Navajas acusa a sus compañeros de estar contaminados políticamente, no como él o como la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, de quien ensalza su independencia, que no lo están en absoluto: son gente ecuánime.

Ahora tendrán que decidir los jueces del Supremo que en materia política (ejemplo: la exhumación de Franco o el Procés) no han dejado de dar razón, o al menos coincidir, con las tesis del Gobierno Sánchez.

A todo esto, ¿para qué quiere cambiar Sánchez el poder judicial si la mayoría de jueces y fiscales son ‘progresistas’, o sea, filosocialistas?

De hecho, en mi vida de periodista no recuerdo un Ejecutivo como el actual, presidido por Sánchez, con tanta influencia en los tribunales. Bueno, a lo mejor no es influencia sino coincidencia de pareceres, dentro de una atmósfera cultural imbuida de relativismo progre.

En cualquier caso, Luis Navajas ha prestado el último servicio al PSOE antes de jubilarse: el teniente fiscal del Tribunal Supremo alaba la independencia de Dolores Delgado y carga contra su antecesora, Consuelo Madrigal, fiscal del Procés. Pero él no está contaminado políticamente: Madrigal sí.

O sea, no es que el Gobierno Sánchez influya o manipule en/a jueces y fiscales: es que las opiniones de unos y otros coinciden. Esa suerte que tiene Moncloa.