Una filosofa eco-feminista asegura que la masculinidad "incide negativamente en el medio ambiente". Supongo que la conclusión natural consiste en castrar a todos los varones. Y lo sorprendente es que nadie responde.

​El feminismo enloquece y la mujer corre el riesgo de hacerlo

Bueno, alguno queda con sentido común pero claro, se ahoga ante lo políticamente correcto. Mire usted, si la masculinidad incide negativamente sobre el medio ambiente, a lo mejor hay que recordar lo de la vieja pintada: “No queremos medio ambiente, lo queremos entero”.  

Lo que está claro es que el feminismo ha enloquecido. ¿Y las feministas? No, por supuesto.