Gestha, la asociación de subinspectores fiscales, controlada por el PSOE, amén de aparato fiscal represivo –e institucional- de la izquierda, ha acusado a los trabajadores autónomos, los cuentapropistas o trabajadores por cuenta propia, de ser unos delincuentes fiscales, en potencia y en acto… y eso sin saber distinguir potencia y acto. Gestha apunta y las ministras de Trabajo y Hacienda, Magdalena Valerio y María Jesús Montero, disparan: se trata de organizar una razia fiscal contra el autónomo. Es que no les gusta el autónomo, qué le vamos a hacer.

Y por cierto, para lanzar esa incursión basta con un gobierno en funciones, que la Agencia Tributaria sigue funcionando a las órdenes de María Jesús Montero.

Además, los subinspectores confunden el bruto con el neto, lo que en un hacendista da mucho que pensar… y todo ello malo

El autónomo es el elemento más productivo de la sociedad y el que más contribuye a la economía. Tiene tanto de emprendedor como el empresario -de hecho, acaba siendo empresario con trabajadores por cuenta ajena a su cargo- pero lo que le identifica es que es lo más opuesto al proletario: quiere ser independiente y es el creador de la figura más señera de la economía: la propiedad privada pequeña (PPP). La PPP está, desgraciadamente, en regresión en un mundo global que no adora ni la eficiencia ni la libertad: sólo adora lo grande.

Pero, como dicen en el PSOE: sí, los autónomos no son patronos pero en cuanto crecen un poco se convierten en patronos: son el enemigo.

En cualquier caso, la principal organización de autónomos (ATA) que lidera Lorenzo Amor, se ha insertado en la patronal CEOE, un error tremendo. En efecto, el autónomo tiene más de emprendedor que de proletario: se ha creado su propio trabajo, pero no es un empresario: su esencia es la independencia… no que otros dependan de él, como ocurre con el patrón.   

Los autónomos se hacen autónomos para no tener que pagar las abusivas cuotas sociales... y se crean su propio puesto de trabajo 

Pero el Sanchismo quiere que todo el mundo sea proletario y, a ser posible, que dependa del presupuesto público. Esto es, que dependa de los políticos, de ellos. Su principal enemigo es, por tanto, el autónomo, el hombre que se ha creado su propio puesto de trabajo y que depende de su propia facturación, la que él mismo ha conseguido. Por eso hay que desprestigiarlo, para calificarlo como un indeseable delincuente fiscal.

La Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) ha entrado en cólera ante la acusación de los subinspectores fiscales, quienes acusan a los autónomos de defraudar a Hacienda, entre otras cosas confundiendo el bruto con el neto en los ingresos del cuentapropista.

En efecto el cuentapropista paga menos cuotas sociales pero también se paga sus propias cotizaciones. El efecto su salario neto es su bruto, dado que el grueso (80%) de las cuotas sociales del trabajador por cuenta ajena no figura en nómina, no la paga el trabajador, sino el empresario.

Pero la izquierda, casi siempre obtusa, en lugar de plantease la reducción de las cotizaciones, se plantea acabar con el autónomo… ese mismo que ha sacado de su destino fatal en el paro a más de tres millones de españoles que, encima, constituye, como he dicho antes, el elemento más productivo de todo el tejido económico y que es el sujeto más libre que existe.

¿Contribuye menos a la Seguridad Social? Claro, y también recibe menos. De hecho, el autónomo se crea su propio puesto de trabajo y sabe que tendrá en el futuro, una pensión de miseria.