Facebook ha censurado todo el dominio Hispanidad.com. No una noticia de este diario, sino todo el dominio Hispanidad, todas las noticias. Puedo equivocarme pero no tengo constancia de que tal cosa haya ocurrido antes.

Entiéndase: cuando digo que Facebook ha censurado todo el dominio Hispanidad me refiero a que prohíbe compartir toda información de Hispanidad, que es lo que viraliza una información en las redes sociales. Es decir, Facebook ha censurado a Hispanidad.

Se me responderá que el entramado de Mark Zuckerberg es global. Don Mark ni tan siquiera habrá oído hablar de Hispanidad. Muy probable pero los “verificadores” para España de Facebook, sí. Uno de ellos, Maldita.es, también surgido de la factoría progre de La Sexta, del muy conservador Grupo Planeta, sí. Los verificadores, casi todos ellos financiados por Open Society, de George Soros, señalan a Hispanidad como hacedor de bulos o, cuidado con esto, de artículos que a alguien le resultan ofensivos.

Esto me recuerda aquella definición de noticia: algo que molesta a alguien. Naturalmente, Maldita.es, al igual que Newtral, otro ‘verificador' (lo del nombrecito se las trae, para unos progres cuyo mayor insulto es aquello de sentirse en posesión de la verdad), de la familia de los periodistas Ana Pastor y Antonio García Ferreras, se dedican sólo a denunciar ‘errores’ en los demás. Ojo, no sólo censuran la información, censuran sobre todo, la opinión y en una dirección absolutamente marcada, progre. Ojo, no estoy diciendo que censuren a los conservadores, Hispanidad no se siente conservador. Lo contrario de progre no es conservador, lo contrario de progre es cristiano.

¿Y es tan importante que Facebook te censure? Sí, lo es. No por Facebook, sino porque uno de los criterios de Google -que sí es importante para la lectura de diarios-, es aquellos a los que Facebook, es decir, sus cretinos ‘verificadores’, han censurado previamente.

Este es el poder real de Maldita.es, de la propia agencia EFE (otro verificador’, ¡que vergüenza!) o de Newtral, todos ellos hacedores del nuevo pensamiento único, del nuevo Ministerio de la Verdad. De ello viven y con ello se forran el riñón violentamente. Y cuando el Gobierno implemente su Comité de la Verdad (a cuyo frente ha colocado, para mayor pitorreo, a un militar) ya no les explico.

Se trataba de controlar Internet, de expulsar de ella todo lo que huela a cristiano y… no lo van a conseguir, ni de broma, pero mientras tanto harán todo el daño que puedan.

La última censura de Facebook a Hispanidad, antes de la prohibición total de compartir ha sido… ¡una de la crónicas sobre la jura del cargo de Joe Biden!:  ¿Acaso era un bulo? Pues como no había manera de catalogarlo así, Facebook lo ha censurado por “ofensivo”.

Otra censura: la del artículo del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá, Javier Paredes, sobre el fusilamiento de unas personas por parte de Franco y los fusilados por el Frente Popular. U otro artículo del mismo autor, sobre la Ley de memoria histórica que prepara la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, la hacedora de la neohistoria de la neoEspaña, publicado ayer domingo por el mismo autor. Ahí va: simplemente porque negaba la tesis oficial de que los nacionales eran los malos y los republicanos los buenos. Tesis muy profunda, por cierto. Porque denunciaba la triste verdad de que esta ley no se promulga para acusar a los franquistas sino para ocultar las barbaridades socialistas y comunistas durante la II República y la Guerra Civil.

¿Y cuál es la solución? ¿Plegarse ante la censura global de Maldita.es-Facebook-Google-Soros? Evidentemente no. No podemos permitir que Internet, nacida paraíso de la libertad de expresión, se convierta en un predio de pensamiento único progre, entre otras cosas porque el progresismo es la mayor estupidez creada por la modernidad y propicia todas las falsedades del universo. Con decirles que todos los idiotas son progres…

La solución es la que han adoptado algunos medios digitales, consejo que ofrezco, sobre todo, aquellos medios de ideario cristiano o que, al menos, respeten la cosmovisión cristiana de la existencia: prescindir de Google, Facebook y compañía para desarrollar su tarea. O no prescindir, ciertamente, pero no depender únicamente de ellos para conseguir lectores.

Eduardo Inda, en OK Diario, un producto de éxito, lo aclaró estupendamente: prefiere dirigirse directamente a sus lectores vía Telegram. La plataforma rusa se ha convertido en un verdadero contrapoder al oligopolio de las tecnológicas norteamericanas, un reducto de libertad para un montón de exialiados -que dure- y también vía WhatsApp. Sí, pertenece a Facebook pero por ahora, ya veremos cuánto dura, Zuckerberg la utiliza para apropiarse de datos personales, no para censurar. Pero en breve empezará a hacerlo, no lo duden, en nombre del cambio climático, la lucha contra la pandemia, los delitos de odio, la marginación de la mujer o cualquier otro tópico progre.

Y a eso vamos en Hispanidad.com, a intentar llegar directamente al lector. Con toda la persecución que estamos  sufriendo, el tráfico directo -es decir, aquellos lectores que aceden directamente a Hispanidad- no ha sufrido merma e incluso ha crecido. La censura de los Google, Facebook, Carmen Calvo, Soros, Maldita, Newtral, EFE y todo el aparato represor, que en España actúan a favor del Gobierno sociopodemita (donde más nos censura Facebook es en cualquier crítica a Podemos) de Pedro Sánchez no evitará seguir siendo fieles a nuestro ideario cristiano, que es el único que puede ofrecer esperanza al hombre.

Por cierto, la opción de OK Diario afecta, no sólo a la manera de llegar a los lectores sino a la forma de rentabilizar el diario. Ha empezado a pedir donaciones porque no se fía de que, tras la censura de noticias y opiniones, llegue la censura publicitaria de los anunciantes… que ya está llegando. La censura te hace perder lectores y el anunciante sólo paga para llegar al mayor número de lectores posibles. Por eso, OK Diario ha lanzado su campaña de suscripciones-donaciones.

En resumen, como la Codorniz, Hispanidad dice aquello de “cajin es a cajón como cojín es a equis, nos importa tres equis que nos cierren la edición”. Por cierto, esto sí era un bulo: la Codorniz nunca publicó ese dicho, pero debiera haberlo hecho.

Una petición: ayúdenos. Si usted es lector de Hispanidad, acuda directamente a Hispanidad. Y si puede compartir nuestros contenidos con sus amigos y conocidos, por Telegram o por WhatsApp, nos estará ayudando a llegar a más gente sin pasar por las redes sociales.

Desde luego ni vamos a pedir perdón a Facebook por lo que no hemos hecho, ni vamos a renunciar a nuestra libertad de católicos, ni vamos a quitar una línea porque apliquen su lápiz rojo.

En Hispanidad, seguiremos hablando… en cristiano.