Este tipo es peligroso. De entrada, la noticia: Pedro Sánchez pedirá un mes más de estado de alarma lo que nos mantendrá confinados y bajo su bota hasta el verano. Con ello habrá conseguido una sociedad dócil y sumisa, con terror a morir por coronavirus y aquejada de síndrome de Estocolmo, porque el miedo impide pensar y millones de españoles están convencidos de que la salvación viene de La Moncloa (hay que ser idiotas). Es la situación ideal para conseguir lo que pretende: una Nueva normalidad, es decir un nuevo régimen de la viejísima masonería. Un ideal cuyas consecuencias Pedro Sánchez no es capaz de comprender pero que le encanta: la fraternidad universal que el presidente del Gobierno interpreta como una macedonia de feminismo, panteísmo ecologista, animalismo y algún que otro ismo.

Tampoco es tan difícil de entender: Sánchez es un enamorado de sí mismo, lanzado hacia el totalitarismo.

Las mentiras de Sánchez: sin el estado de alarma los muertos serían 300.000. El confinamiento ha funcionado. Hemos controlado al virus

Pero digo que es un peligro porque es un mentiroso que se cree sus propias mentiras. Vamos con el elenco:

Sin el estado de alarma los muertos serían 300.000. Es lo bueno que tiene lanzar una cifra aterradora e indemostrable. Sobre todo, cuando se trata de ocultar la verdad palmaria de que su desastrosa gestión, su formidable incompetencia, nos ha convertido en el país del mundo con más infectados por habitante y más muertos por habitante. Muertos que, por cierto, este mentiroso compulsivo oculta: no son 27.000 sino 45.000, los muertos en España por coronavirus. Aquí están las pruebas.

Más mentiras: el confinamiento ha funcionado. Claro, porque el Gobierno ha creado un estado de pánico y porque a la fuerza ahorcan. Sánchez eligió el estado de alarma y no el estado de excepción porque con el estado de alarma le permitía legislar al modo ordinario. Hasta nos va a meter la eutanasia en pleno estado de alarma.

Más mentiras: “Hemos controlado al virus”. Mentira. Además de ser el epicentro mundial de la pandemia, España tan sólo ha recluido el virus. Al final, será nuestro propio organismo quien venza al virus. Bueno, y con el calor, los hermanos mayores del actual virus se volatizaron pronto. ¿Avance en tratamientos? Ninguno.

Y cuando sus compañeros de viaje, los comunistas de Pablo Iglesias, le sobren, prescindirá de ellos… si es que le dejan.

Es un tipo peligroso, por sí mismo y por lo que puede generar. Su confusión mental y su narcisismo convierten al tirano Sánchez en un Sanchinflas tan peligroso como majadero. Como muestra, un botón: “Si pecamos de algo pequemos de prudencia”. De prudencia no se peca señor presidente. La prudencia es una virtud, no un pecado.