El Consejo de Ministros ha nombrado secretario de Estado de Energía a José Domínguez Abascal, nombre asociado indefectiblemente a Abengoa, o lo que es lo mismo: protagonista de uno de los episodios más críticos vividos por una empresa española. Paradójico, como que vaya a ser compañero de viaje de Teresa Ribera en los retos que esperan al Ministerio de Transición Ecológica.

Domínguez Abascal fue, en concreto, el jefe de estrategia de Abengoa (secretario general técnico) entre 2008 hasta 2015; o sea, el mismo periodo en el que la entonces energética andaluza, capitaneada por Felipe Benjumea, se daba de bruces con la realidad de una deuda imparable y un despilfarro creciente. Baste, entre tanto, el botón de muestra de lo que cobraron los consejeros en 2015, cuando estalló la crisis: cobraron 32 millones con una empresa en quiebra. Entre ellos, Josep Borrell, el hoy ministro de Exteriores.

Abascal fue presidente de Abengoa durante cuatro meses, tras la salida de Benjumea y hasta que se acabó la paciencia de la banca

En concreto, esa deuda llegó a 9.000 millones y corrió un serio riesgo de impago durante meses, hasta el acuerdo de reestructuración firmado en septiembre de 2016 con los acreedores y bonistas. Ojo, esas cifras están asociadas también a la peculiar apuesta de Benjumea con la energía termosolar, que resistió mientras duraron las jugosas subvenciones públicas.

Las reformas energéticas cortaron ese grifo, por el insostenible déficit de tarifa, y la empresa se vino abajo. Es la razón por la que Abengoa, una empresa de enorme peso internacional, se convirtió también en una de las más costosas y ruinosas para el contribuyente española: por la termosolar.

Domínguez Abascal llegó a presidir incluso Abengoa, a la que llegó de la mano de Benjumea durante un breve tránsito, entre septiembre de 2015 y febrero de 2016, en plena reestructuración. Ese periodo se abrió con la presencia y posterior fuga como candidato de compra de Gestamp, que huyó cuando comprobó que la deuda, sólo con los proveedores, era de 4.000 millones, y finalizó cuando se acabó la paciencia a la banca y optó por la salida de Abascal y todo su equipo.

Ribera espera ideas para potenciar las renovables y conoce a Domínguez por su papel como asesor del PSOE

La razón fue el incumplimiento en la entrega de un plan de viabilidad, en fechas y en contenido (no concretaba los activos a vender para salvar Abengoa).

La elección de Domínguez por Teresa Ribera tiene otra lógica, es de suponer, porque también es catedrático de Estructuras de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Sevilla y conoce bien las renovables. Estuvo a finales de los setenta en el Instituto Tecnológico de Massachusetts entre y ha sido vicerrector de la Universidad de Sevilla y director de su Escuela de Ingenieros.

Domínguez y Ribera se conocen, además, porque fue unos de los asesores del Consejo Asesor para la Transición Ecológica de la Economía creado por el PSOE y presidido por la hoy ministra. Esta misma semana, se ha concretado el acuerdo europeo (Parlamento, Consejo y Comisión) para que el 32% de la energía sea de origen renovable en 2030. Es una meta ambiciosa (antes estaba en el 27%), con una cláusula de revisión al alza en 2023, incluso.