La Audiencia Provincial de Madrid ha admitido el recurso de César Areces Fuentes (conocido en el Corte Inglés como Farruquito) como perjudicado en el caso de la adopción de Marta y Cristina Álvarez, hijas de Isidoro Álvarez.

De entrada, no confundir a los Areces Fuentes con los Areces Galán. Estos últimos poseen un 9% del capital de ECI y Carlota Areces, representa a su madre y a sus hermanos en el Consejo de los grandes almacenes.

Los Areces Fuentes, reclamaron, en vida de Isidoro Álvarez, marcharse del accionariado a un precio no contable (recuerden que El Corte Inglés (CI) no cotiza en bolsa). Al final, tras una largo conflicto judicial pactaron con Isidoro una cantidad que El Corte Inglés le iría satisfaciendo, a él y a sus hermanos, que le apoyan de forma incondicional, a lo largo de los años. Pero el patrón de El Corte Inglés falleció sin que la devolución hubiese concluido y ahora los Areces están en el Supremo.

Pues bien, aunque la jueza del caso de la adopción, María Dolores Fernández, decidió que ni César Areces Fuentes ni María Antonia Álvarez (hermana de Isidoro) estaban legitimados para poner en solfa la adopción de Marta y Cristina Álvarez Guil, que es lo que les ha proporcionado a las dos hermanas el control de El Corte Inglés.

Ahora la Audiencia Provincial corrige a la juez, en el caso de Areces, y le devuelve al caso. ¿Cabe que se tome la misma decisión con una familiar más cercana de Isidoro Álvarez como es su hermana, María Antonia Álvarez? Todo indica que sí pero, en cualquier caso, esa es la cuestión que puede reactivar el caso de la adopción.

Y si la hermana de Isidoro consigue abrir el juicio contra Marta y Cristina por una adopción que considera ilegal, bueno, entonces puede suceder cualquier cosa.

Dicho esto, por el momento, y a pesar del revés “Farruquito’ lo cierto es que la presidenta de El Corte Inglés, Marta Álvarez Guil, y su hermana Cristina, vicepresidenta de la Fundación Ramón Areces, están ganado todas las batallas judiciales a los Álvarez. Pero las dos hermanas no esperaban que la juez abriera la puerta a César Areces.