La simplificación de la estructura y el recorte de gastos de Naturgy obsesionan a Francisco Reynés desde su llegada a la presidencia. Ha dado pasos importantes en ese sentido, pero el grueso del ajuste laboral llegará en 2019, con el despido de 2.000 empleados, bajo los mismos criterios que hasta ahora, bajas incentivadas y prejubilaciones, según fuentes de la dirección del grupo.

Se trata de un salto cualitativo en un proceso que el grupo ha inició a principios de año con el guion marcado por el equipo anterior -antes de la salida de Repsol-, para despedir a 1.400 trabajadores, mediante prejubilaciones, al ritmo de 500 por año.

El ajuste laboral del próximo año, mediante prejubilaciones y bajas incentivadas, es el grueso de lo previsto hasta 2022

Este año, no obstante, ya se supera esa cifra, con unos 800, y a edades que se han ido reduciendo (de 60 a 59 años) y bajas incentivadas para para edades inferiores. Hay que tener en cuenta que edad media de la plantilla está en 44 años.

Una cosa está clara, en cualquier caso, el recorte de gastos es una prioridad de Reynés, como avanzó en julio en Londres al explicar las grandes líneas del plan estratégico (en la imagen), en consonancia con una estructura más más rápida, ágil y enfocada al negocio, con un recorte de 500 millones en los gastos operativos hasta dejarlos en 100 en 2022.

La diferencia está en los ritmos para el ajuste, después de las prisas que le entrado al residente ejecutivo, que va encontrado minas a medida que avanza en la reestructuración del grupo.

Adapta la plantilla a las cuatro áreas, en el marco del recorte de gastos de 500 millones, para dejarlos en 100 en cuatro años

La reducción de masa salarial, sin medidas traumáticas, es una de las vías, pero no la principal, para recortar los gastos y ganar en eficiencia. Hay otras en marcha, como la salida de países que aportan menos de los que exigen, y el acoplamiento de la plantilla a las cuatro grandes áreas de áreas de gestión (reducidas de seis a cuatro, sin despidos ni fichajes, con promoción interna).

En el mismo sentido, Reynés ha tomado otras decisiones como acabar con el patrocinio cultural, dentro de un giro en la estrategia de responsabilidad social corporativa (RCS), que ha levantado no pocos resquemores fuera del grupo. Incluyan en esa lista los cierres del Museo de Arte Contemporáneo de la Fundación Naturgy, en La Coruña, o del Museo del Gas de Sabadell, de la misma fundación. O en la misma línea, el fin del patrocinio de festivales de cine (San Sebastián o Sitges) o apoyo a premios cinematográficos como los Feroz.