La Federación Española de Asociaciones Provida ha emitido un comunicado de prensa, firmado por su presidenta Alicia Latorre, en el que se plantea reflexionar sobre una serie de cuestiones, a propósito de la pandemia por el coronavirus.

Tras agradecer a quienes “están dejando su tiempo y sus fuerzas el servicio de la vida de los demás en tantas tareas e iniciativas admirables, y a quienes han dado un paso adelante solucionando los problemas, mientras que quienes deberían protegernos, siguen titubeando, escondiendo la verdad y retrasando las actuaciones de las que dependen la vida de millones de personas”, afirma que “hoy es también justo y necesario alzar la voz ante el daño que la cultura de la muerte sigue haciendo a nuestra ya herida sociedad, algo que es aún más cruel sabiendo la lucha y el dolor que atravesamos”. Por ello, pone sobre la mesa dos asuntos que requieren una “rápida y tajante respuesta”.

El primero es que “los centros que se dedican a quitar la vida a los no nacidos y a dejar a sus madres abandonadas, sigan abiertos como si fueran servicios de primera necesidad”, al contrario que Australia por ejemplo, que no los considera servicios esenciales

La Federación prosigue: dichos centros son “centros de muerte que, les dicen a las mujeres que acudan a las urgencias de los hospitales públicos, cuando les provocan daños físicos, muy serios a veces (para qué hablar de los psicológicos). Urgencias especialmente hoy saturadas por el problema del coronavirus, y que están teniendo que posponer o dejar de atender a personas con graves patologías. Las mandan allí, porque ellos no hacen frente a las graves consecuencias físicas que a menudo trae el aborto provocado, incluso la muerte. Consecuencias que ocultan y por lo que han sido recientemente condenados por la Audiencia Provincial de Asturias por mentir con publicidad engañosa. El procedimiento de quitarle la vida a un hijo no nacido es un acto cruel, por mucho que quieran ocultarse las imágenes y la información. Y es también una terrible violencia hacia la mujer”.

La segunda cuestión sobre la que llama la atención la Federación Española de Asociaciones Provida es al hecho de que, en algunos hospitales y residencias, hay personas que por su edad o discapacidad, “están siendo deliberadamente apartadas de cualquier tipo de tratamiento y dejadas literalmente morir y además completamente solas. Es cierto que no es algo general, que ante la escasez de recursos y medios personales hay que seguir algún criterio y priorizar, que la situación es desesperada en muchos lugares, pero hay que  considerar individualmente cada caso y no descartar a priori a nadie. En este sentido agradecemos las reflexiones del Comité de Bioética de España de buscar ‘el justo equilibrio entre el interés colectivo y la dignidad del ser humano’ y  que los principios de justicia, de igualdad y beneficencia se tengan en cuenta para todos los pacientes ingresados y no solo de los pacientes con coronavirus. Nos alerta este comité también pidiendo estar atentos para ‘no caer en el utilitarismo’.  Es un difícil reto, pero debemos  asumirlo”.

“Este ‘bicho’ está removiendo los cimientos de nuestro interior personal y social y puede ayudarnos a aprender muchas lecciones. Personal porque el crecer hacia dentro es una tarea intransferible, pero también debe hacernos reflexionar en cuanto a lo social se refiere. Porque debe quedar claro  que todos los recursos materiales, legislativos y personales de una nación deben estar al servicio de toda vida humana y esto es incompatible con leyes y estructuras que vayan contra ella en cualquier momento de su existencia. En segundo lugar, debemos tomar buena nota de lo que está pasando,  cómo se está actuando en estas circunstancias tan duras, para cuando ejerzamos nuestro derecho al voto, tener en cuenta que las consecuencias de quien gobierna, afectan profundamente a la vida y dignidad de todo ser humano, desde el primer al último momento y eso es   prioridad sobre cualquier otro criterio. Saber distinguir quien busca el bien común, quien gestiona ágilmente soluciones positivas cuando todo se complica, quién cuida y protege toda vida humana con generosidad y decisión. En realidad, la forma de actuar en lo extraordinario es un reflejo de lo que mueve a cada uno también en esas circunstancias ordinarias, a las que, si Dios quiere y tanta gente buena sigue trabajándoselo, volveremos pronto. Pero volveremos nuevos y mejores”, concluye.