Consejo de ministros del viernes 29 de marzo, penúltimo antes de las elecciones. Isabel Celaá, pudorosa ella, insiste en que desde la mesa no va a hablar de otros partidos ni de cuestiones de actualidad pero, casualmente, nos habla de la policía patrióticadel PP, que es el nombre que Pablo Iglesias ha lanzado en su nueva campaña de víctima del fascismo, ¡oh sí!: policía patriótica. Naturalmente, el Gobierno Sánchez, vaya que sí, respeta el secreto judicial, pero doña Isabel lanza lo de policía patriótica, que no es judicial, sino mediático, por si cuela. Y cuela, ya lo creo que cuela.  

Consejo muy económico, con María Jesús Montero, ministra de Hacienda como protagonista. Y lo he dicho muchas veces. Es mi ministra favorita. Retuerce las cifras como una viruta, con arte de ceramista.

La locura feminista del PSOE alcanza su cénit: la natalidad no tiene nada que ver con la despoblación

Hombre, España crece al 2,7%, lo que parece muy bonito, sino fuera porque vamos hacia abajo, el menor crecimiento desde 2014. Hemos bajado del procedimiento de déficit excesivo (3%) pero hemos acabado el año en el 2,6% y con una deuda –más baja, nos recuerda Montero- pero del 97,9%. Una barbaridad.

Lo dicho: la economía aún marcha bien pero cada día va peor. Y cada día que Pedro Sánchez pase en Moncloa irá a peor.

Además, para el Gobierno el problema no es la despoblación rural, sino que en el campo abundan los varones: eso no hace feminista

Otra medida estrella: 33.793 plazas de funcionarios. El sector público ha aumentado su peso en la economía del 41 al 41,5% pero lo gracioso es que la ministra de los funcionarios, Meritxell Batet, en su mentalidad socialista, considera que esto es bueno. Para ello sí, claro, pone la cotidianeidad, el Estado no existe: lo que existe es el Gobierno y un colectivo llamado político que desea aumentar su poder y el dinero que administra.

Plan contra la despoblación rural. En efecto, es un grave problema. Sin embaro, de todo el plan gubernamental contra la despoblación, la única medida interesante es la implantación de la banda ancha hasta en el último rincón de España. Y como se trata de una medida aceptada, naturalmente, no nos explican cómo lo van a hacer y cuánto dinero van a invertir. A lo mejor quieren que lo pague Telefónica.

María Jesús Montero hace su mitin electoral: hay que subir los impuestos porque aún pagamos menos que en Europa. Es lo que piensa hacer Sánchez

El resto, las habituales monsergas sobre la igualdad y la guinda feminista: al parecer, lo peor del desierto rural no es la despoblación y la consiguiente desertización (el hombre no depreda la naturaleza; todo lo contrario, la fertiliza) sino que, en el campo abundan los varones, Y claro, eso no puede ser.

A lo mejor abundan los varones porque la mujer emigra en masa a la ciudad: con las correspondientes excepciones, el campo no suele gustarle.

La economía aún marcha bien pero cada día va peor. Y cada día que Pedro Sánchez pase en Moncloa irá a peor

De todas maneras entre la medidas contra la despoblación ninguna a favor de la natalidad (España está en 1,31 hijos por mujer en edad fértil, o sea, la cifra más baja de Europa), ni una sola ayuda la madres. Porque no sé si saben, pero según el feminismo, la despoblación, el envejecimiento, no tienen nada que ver con la natalidad.

Resumiendo, la gestión de Pedro Sánchez, nuestro desastre con patas, se puede resumir en tres vectores: más impuestos, más funcionarios, menos españoles.