La intervención de Pedro Sánchez ante los medios informativos, durante la tarde del lunes pasará a la historia de la la cobardía política española. De entrada, el presidente del Gobierno español se refirió a la “llegada” masiva de inmigrantes marroquíes a Ceuta. Así, “llegada” masiva espontánea, como si nadie les hubiera enviado al Tarajal.

Al tiempo, como resulta ridículo no señalar al culpable, Sánchez procedió a defenderse de Marruecos escondiéndose tras Europa. Así, recordó a Rabat la firmeza con la que Bruselas había defendido a Madrid. Desde luego no su propia firmeza. Y ya, en el colmo de la osadía política, recordó a Rabat que si volvía a violar las fronteras de Ceuta, no se enfrentará a España sino a Europa. ¡Pura entereza!

Seguimos sin saber si España posee un plan militar para la defensa de Ceuta, Melilla y Canarias

Es más, Europa, que no España, no se impondrá a Marruecos haciéndole frente sino negándole subvenciones.

Bueno, hay que reconocer que el argumento del dinero, en el caso del Rey Mohamed VI, puede resultar extraordinariamente efectivo.

Es decir, Sánchez asegura en Bruselas que Europa protege a Ceuta. España no, pero Europa sí. Se trata de un episodio para la historia: la cobardía del presidente español asombra a los europeos y abochorna a los españoles.

A todo esto, seguimos sin saber si España posee un plan militar (español, no europeo) para la defensa de Ceuta, Melilla… y de Canarias.

Mientras, a Santiago Abascal y a Vox se le impide manifestarse en Ceuta… “por razones de orden público”.

La cobardía de Sánchez no quita la también cobardía de Mohamed VI, otro pusilánime. Majestad: en la guerra civilizada a los niños les dejas en casa, no les utilizas como ariete contra el enemigo. Sabemos que para los árabes la guerra es una cuestión de familia pero esto ya resulta demasiado.

Mohamed VI, otro cobarde: en la guerra civilizada a los niños les dejas en casa, no les utilizas como ariete

De postre, el presidente de la República Árabe Saharahui Democrática (RSAD) -o así-, Brahim Ghali, objeto de la discordia, chulea a La Moncloa: se niega a declarar ante la Audiencia Nacional el 1 de junio. Arancha González Laya, águila de la diplomacia internacional, seguramente alegará motivos de salud para que Ghali, no sólo chulee al gobierno español, sino también a la justicia española, que le reclama por asesinatos, torturas, fusilamientos y un par de cosillas más.

Y es que la cobardía es un túnel sin fondo. Para salir de él, sólo cabe dar vuelta atrás, salir por donde has entrado y dar la cara a plena luz. Se trata de que España, no Europa sino España, prepare la defensa militar de Ceuta y Melilla, empezando por advertir a Marruecos de que los soldados españoles dispararán a quien pretenda violar sus fronteras. Todo ello después de cerrar Ceuta y Melilla a Marruecos y de mejorar sus relaciones con la península. Lo primero, con la construcción de un aeropuerto para Ceuta sobre el mar.

La guinda: el saharahui Brahim Ghali chulea a La Moncloa: se niega a declarar ante la Audiencia Nacional

Porque el problema de España no sólo son las dos plazas africanas. Tenemos otro con la deslealtad de los casi 900.000 marroquíes que viven en España y que no sienten ninguna gratitud hacia España. Más bien sienten animadversión manifiesta. ¿Hay que seguirles acogiendo? Por supuesto que sí, la acogida al forastero constituye la nota distintiva de las sociedades valientes… pero, al mismo tiempo, hay que exigirles a lo marroquíes que viven en España que respeten al país que les acoge y que no lo saboteen. Por el momento, se trata de un sabotaje circunscrito a la formación de guetos. Sólo eso. Por ahora. Y si lo sabotean, deportación inmediata.

Todo esto se resume en el viejo aforismo churchilliano: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.