Sr. Director:

La Iglesia, como buena Madre, no engaña nunca a sus hijos. Les recuerda el buen camino, la Verdad; les ayuda a seguirlo; les acoge si lo abandonan, y les da fuerzas -los Sacramentos-, para reponerse y volver a empezar. Así ha vivido siempre, y seguirá viviendo.