A un paso de caer en la histeria, la ministra de Justicia del Gobierno Sánchez, la fiscal Dolores Delgado, ha utilizado la táctica de su jefa con la diputada del Partido Popular que le preguntaba por la defensa ante los tribunales belgas del juez Pablo Llarena. Resucitar con ayuda de notas todos los casos de corrupción del PP; lo cual, sin duda, resultaba muy pertinente.

Para entendernos: Delgado no quería apoyar a Llarena ni ha hecho lo más importante: pegar un puñetazo en la mesa del Gobierno belga, porque ese país se está pitorreando de España a mayor gloria de Puigdemont.

En cualquier caso, Delgado no quiso apoyar a Llarena y cuando todo el cuerpo judicial se revuelve contra ella, cambia de opinión. Pero claro, ahora no puede reconocerlo.