Contextualizemos: primer ministro de Canadá, Justin Trudeau quien antes de ocupar ese cargo se disfraza de Aladdin, con su turbante y demás complementos -pero sin calcetines de colores, eso sí-. Y claro, como el personaje del cuento es de tez oscura, se maquilla, se pinta la cara de negro. Y ahí es donde comete el error por el que se ha disculpado públicamente: «En 2001, cuando era un profesor en Vancouver, asistí a una fiesta. El tema era las 1.001 y una noches. Me disfracé de Aladino y me maquillé. No debería haberlo hecho. Debí haber sabido que no era adecuado, pero lo hice y realmente lo siento».

A preguntas de los medios de comunicación, Trudeau reconoció que la imagen, que tiene profundas connotaciones, es «racista» aunque no lo consideró «racista en su momento». ¿Será que ahora está en campaña preelectoral? ¿Y que a principios de año, Trudeau tuvo que afrontar varias dimisiones en su Gabinete por el escándalo de SNC-Lavalin un gigante de la ingeniería al que el primer ministro podría haber tratado con favor? Porque lo del disfraz de negro parece una cuetión menor (Aladino no debía ser rubio), comparado con casos de presunta corupción y presuntos robos. A lo mejor. el premier pretendía, con una disculpa en minucia evitar disculparse en asuntos mayúsculos. 

A mí, viendo la imagen, más allá del disfraz de Aladdin, me surge una duda, las chicas que le acompañan… ¿Serán repetidoras o compañeras del claustro de profesores?