Hispanidad recogió la suspensión cautelar de una eutanasia a una joven de 23 años, el pasado 2 de agosto, que solicitó Abogados Cristianos a una jueza de Barcelona en nombre del padre de esa joven. 

Abogados Cristianos alegó que la joven no está en el pleno uso de sus facultades y, además, debido a su juventud, sus posibilidades de mejoría son muy elevadas. Además, la joven había cambiado de opinión sobre su eutanasia varias veces en los últimos días, lo que hizo que la médico que tenía asignada para el procedimiento de eutanasia y la psicóloga decidieran retirarse del proceso. Pese a todo ello, la eutanasia se le había concedido. Pero fue suspendida cautelarmente por la jueza. 

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Pues bien: Abogados Cristianos ha informado este martes que la magistrada ha ratificado la suspensión de la eutanasia en un auto en el que subraya que "no considero que concurra un padecimiento grave, crónico e imposibilitante que como nos describe la Ley es la situación que hace referencia a limitaciones que inciden directamente sobre la autonomía física y actividades de la vida diaria, de manera que no permite valerse por sí mismo, así como sobre la capacidad de expresión y relación, y que llevan asociado un sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable para quien lo padece, existiendo seguridad o gran probabilidad de que tales limitaciones vayan a persistir en el tiempo sin posibilidad de curación o mejoría apreciable".

La magistrada subraya que "no considero que concurra un padecimiento grave, crónico e imposibilitante", como describe la Ley de eutanasia

La jueza hace también referencia a un vídeo donde se visiona a la joven caminando con muletas, "luego la lesión medular que refieren los informes en cuanto que es irreversible su situación funcional genera dudas a esta proveyente, y en cuanto a su patología psíquica no entiendo que pueda ser irreversible pues se alude en los informes sobre el tratamiento que se está siguiendo".

La presidenta de Abogados Cristianos, Polonia Castellanos, ha celebrado el auto y ha asegurado que "la Ley de Eutanasia no ayuda a nadie, todo lo contrario. Abogados Cristianos defenderá en los tribunales a las familias que necesiten ayuda para que esta ley no acabe con sus seres queridos”. Castellanos ya señaló que “con la eutanasia se abre la veda a casos como éste en el que se acaba con la vida de una persona joven con problemas mentales. Las instituciones deberían crear protocolos para tratar las enfermedades mentales de estas personas en lugar de autorizar su eutanasia”. 

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Este caso podría haber sido -afortunadamente no lo ha sido y se ha salvado la vida de esa joven- un ejemplo más del plano inclinado o pendiente deslizante por el que transitan los países que han aprobado la eutanasia: se empieza permitiéndola sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados, sobre todo intelectuales..., que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos o sus familiares- sobre sus vidas.

Castellanos insiste en “con la eutanasia se abre la veda a casos como éste en el que se acaba con la vida de una persona joven con problemas mentales”

Un plano inclinado o pendiente deslizante muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor, especialmente la de los más débiles y vulnerables, y que sea a ellos a quienes se termine aplicando al eutanasia incluso sin su consentimiento.

Porque la eutanasia y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo, es decir, que es ley natural: respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural. Y esa frontera ética debería estar reconocida por las leyes: como el ‘no’ a la pena de muerte, al asesinato o al homicidio. Es decir, es la misma razón por la que hay que oponerse también a la pena de muerte, al asesinato o al homicidio: no con un argumento religioso, sino meramente humano y racional.