Cristianos perseguidos en Pakistán (Foto cedida por ACN)
Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Pakistán, donde, en una sentencia histórica —y, todo hay que decirlo, ejemplarizante—, un tribunal condenó a cadena perpetua al musulmán Muhammad Boota, por haber secuestrado y agredido sexualmente con brutalidad a Liza, una niña cristiana que sólo tenía ocho años en el momento de los hechos. El suceso, que tuvo lugar el 2 de septiembre de 2021, conmocionó a la comunidad y suscitó preocupación por la seguridad y la protección de los niños, informa Asia News.
La víctima había sido brutalmente golpeada y violada por un hombre musulmán que vivía en su barrio. La trasladaron inmediatamente al hospital DHQ de Sahiwal, donde los informes médicos confirmaron el carácter atroz de la agresión y no dejaron lugar a dudas sobre la culpabilidad de Muhammad Boota.
Después de que lo denunciaran en virtud del artículo 376 (delito de violación) del Código Penal paquistaní, la policía detuvo al hombre en otra ciudad a la que había intentado huir. Y ahora, ante pruebas irrefutables, se le impuso la cadena perpetua.
Joseph Jansen, activista por los derechos humanos que lleva tres años apoyando a la familia implicada en este caso, elogió la decisión del tribunal y comentó el veredicto en este caso especialmente atroz, en un contexto lamentablemente marcado por el fenómeno recurrente del secuestro de niñas que pertenecen a minorías para obligarlas a contraer matrimonio. "Esta decisión envía por fin un fuerte mensaje contra todos los abusos a menores en Pakistán", afirmó Jansen.
Los ataques de musulmanes a cristianos suelen ser ignorados por la comunidad internacional y los medios de comunicación
Nos vamos a Israel, donde se está produciendo una escalada de ataques contra cristianos en Jerusalén, en los últimos meses, que ha suscitado más de una preocupación -y condena- por parte de los dirigentes de la Iglesia local. En el punto de mira figuran sacerdotes, monjas, lugares de culto y peregrinos objeto de escupitajos, blasfemias, violencia física y moral, y actos de vandalismo por parte de judíos ultraortodoxos y nacionalistas, informa Asia News.
Pero también ha habido persecución contra los cristianos en Belén y otras zonas controladas por la Autoridad Palestina. Según el periodista Jaled Abu Toameh, "los ataques de musulmanes a cristianos suelen ser ignorados por la comunidad internacional y los medios de comunicación, que parecen pronunciarse sólo cuando pueden encontrar una forma de culpar a Israel", recoge Gateston.
Según Kamal Tarazi, un cristiano que huyó de la Franja de Gaza, controlada por Hamás, en 2007, «en el momento en que se [Hamas] tomó el control (...) empezaron a perseguirnos, a arruinar nuestras iglesias y a obligar a los cristianos a convertirse al islam». Antes de huir, Tarazi intentó resistirse a la toma del poder por los islamistas y pidió a musulmanes y cristianos que se unieran contra Hamás. Como resultado, «me encarcelaron varias veces», dijo. «¿Sabes lo que es una prisión de Hamás? Es pura tortura».
Las cifras confirman que los cristianos que viven bajo la Autoridad Palestina (AP) sufren malos tratos continuos que no sufren los musulmanes. En 1947, los cristianos constituían el 85% de la población de Belén, antiguo bastión cristiano. En 2016, los cristianos eran solo el 16% de la población.
Open Doors (Puertas Abiertas) informó de que los cristianos palestinos sufren un «alto» nivel de persecución: "... los que se convierten al cristianismo desde el islam sufren la peor persecución, y les resulta difícil participar con seguridad en las iglesias existentes. En la Margen Occidental están amenazados y sometidos a una gran presión; en Gaza, su situación es tan peligrosa que viven su fe cristiana en el más absoluto secreto (...) La influencia de la ideología islámica radical va en aumento, y las iglesias históricas tienen que ser diplomáticas en su acercamiento a los musulmanes”.
En numerosas ocasiones fue señalada, golpeada e insultada por profesar su fe católica
Y terminamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos recogiendo las reflexiones de la hermana Gloria Cecilia Narváez, una misionera secuestrada por yihadistas en el sur de Malí, en febrero de 2017, detenida durante casi cinco años, que describió los años de cautiverio como “espiritualmente transformadores” y una bendición en su vida.
La monja colombiana, raptada por un grupo yihadista, narró su experiencia en el prólogo de la edición 2023 del Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo, publicado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) el 22 de junio y en el que también se recoge la creciente impunidad cristófoba en España.
“Sin duda, ha sido una de las experiencias que más han transformado mi vida espiritualmente. Hoy, mirando hacia atrás, creo que, aunque suene paradójico, posiblemente haya sido una de las mayores bendiciones que Dios me ha dado”, dijo la religiosa, de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada y recoge Aciprensa.
“La libertad —no sólo la física, que me permitía moverme sin restricciones— se convirtió solo en una palabra, en un inmenso anhelo. Con el paso del tiempo —y tal vez por lo que había vivido anteriormente, en continuo contacto cariñoso, respetuoso y amable con personas de toda confesión religiosa y de toda condición—, me di cuenta de que no sólo había perdido mi propia libertad, sino también mi libertad religiosa”, narra la religiosa colombiana.
Así, en numerosas ocasiones fue señalada, golpeada e insultada por profesar su fe católica. Además, pasó por circunstancias adversas, incluyendo el mal tiempo, el abuso diario, las humillaciones y la privación de alimentos y agua.
Sin embargo, su fe permaneció inconmovible. “Nunca —ni una sola vez— dejé de dar gracias a Dios por haberme permitido despertar y estar viva en medio de tantas dificultades y peligros: ¿cómo no alabarte, bendecirte y darte gracias, Dios mío? ¡Porque me has llenado de paz frente a los insultos y los malos tratos!”.
La hermana Gloria Narváez fue liberada el 9 de octubre de 2021, y a ocho meses de su liberación, todavía rezaba por la conversión de sus captores.