La Asamblea de Asociaciones por la Vida, las fundaciones +Vida y NEOS y la la Federación One of Us han celebrado un encuentro para debatir sobre la explotación de las mujeres en los vientres de alquiler y sus riesgos cuando son sometidas al comercio de óvulos y otras prácticas de reproducción artificial, con expertos en ambos ámbitos.

El acto fue moderado por Ana del Pino García Barrera, miembro del equipo de coordinación de NEOS y de la Asamblea de Asociaciones por la Vida, que comenzó recordado que "no podemos confundir deseos con derechos y transformar el embarazo en un proceso de producción de niños, ya sea a través de los vientres de alquiler o de la reproducción artificial". 

Y es que, pese a que en España esta práctica está prohibida, cada año alrededor de 20.000 niños nacen a través de este tipo de explotación que enriquece a los intermediarios (hablamos de una valoración entre 40.000 y 200.000€).

A continuación, intervino la presidenta y fundadora del Center for Bioethics and Culture Network, Jennifer Lahl, que alertó sobre los posibles riesgos y complicaciones derivados de la donación de óvulos y de los vientres de alquiler, en distintos ámbitos: en la salud, en el embarazo y en las relaciones familiares. Además hizo hincapié en la ruptura total del vínculo entre la madre que gesta y el bebé, por ejemplo, en Estados Unidos sólo existe un certificado de nacimiento de los padres compradores, cuando al adoptar existen dos: "los contratos protegen siempre a los compradores frente a la madre y el bebé. Los compradores pueden decidir si seguir adelante o no con la acogida de un bebé".

El investigador del Instituto de Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, Francisco Güell, tomó la palabra para hablar sobre la fertilización artificial y las consecuencias negativas en la salud para madres e hijos, señalando que es necesario "que se proporcione información completa sobre los riesgos para la salud de las personas sometidas a estas técnicas y de los niños", ya que se ha detectado un aumento entre el 20 y 24% del riesgo de problemas no cromosómicos de niños nacidos in vitro.

Por último, Maryam Flinois, de la Federación Europea One of Us, expresó que la explotación de la gestación subrogada debe considerarse como una forma de tráfico humano, frente al borrador del reglamento de certificado de reconocimiento de la paternidad por el que el Parlamento quiere reconocer en toda la UE la paternidad establecida en un Estado miembro de la UE y esto incluye la maternidad subrogada.

Recordemos que, tal y como publicamos en Hispanidad, la Sala Civil del Tribunal Supremo, máximo órgano del Poder Judicial en España, reiteró su rechazo al alquiler de vientres, también llamado gestación por sustitución, y advirtió que esta práctica reduce tanto a las madres como a los bebés a “meros objetos”. Además, y al igual que ocurre con la fecundación in vitro (FIV), recordaba el Supremo que una persona tiene derecho a conocer sus orígenes.  

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El aborto lleva vigente en España 38 años y ya hablamos del infaticidio como un derecho y queremos que sea libre, es decir, hasta el mismo momento del parto, y parece que vamos por el mismo camino con los vientres de alquiler que, al igual que la fecundación in vitro, se anuncian como dar vida, cuando lo que ofrecen es muerte. Es más, esta técnica es a la que se recurre en muchas ocasiones para poder gestar en el vientre de alquiler. 

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Esta práctica constituye otro "avance progresista" que, como tantas otras iniciativas de vanguardia, supone un atentado contra la ley natural, es decir, una violación de la naturaleza. En resumen: tener hijos no es un derecho, es un don; gestarlos y criarlos... y educarlos y quererlos, es un deber.