Leo en El Mundo que las redes sociales, es decir, la expresión más genuina del mundo internet y de la sociedad de la información del siglo XXI, han hecho un mundo peor, que todos estamos más polarizados y somos peores personas que antes de Internet. 

¡Anda ya! Internet es un paraíso para una libertad de expresión renacida y la libertad del pueblo, en el siglo XXI, está en los memes. 

Por supuesto que cuando se permite libertad surge todo lo mejor y todo lo peor: por eso es libertad y por eso el hombre es libre. Pero esto no significa que un medio de comunicación haga peores o mejores personas. Los hombres nos hacemos a nosotros mismos, mejores o peores, y utilizamos las tecnologías para bien o para mal, según elijamos, como producto del libérrimo albedrío de nuestra conciencia, entre el bien o el mal. 

El medio no es el mensaje, aunque lo condicione y, en cualquier caso, el mensaje es otro medio, un medio más, no la conclusión, que pertenece al alma humana. Quien decide es la persona, no Internet como no son los memes los que nos hacen mejores o peores personas pero, gracias a los memes, el personal es ahora más libre y la opinión pública se ha convertido en opinión publicada. 

Por esa regla de tres, resulta que la libertad estaría en las maquinas.

Vamos con las concreciones. El periodismo digital acabó con el oligopolio de los Señores de la Prensa e Internet, una auténtica maravilla, creó el periodismo ciudadano de las redes sociales. 

En el entretanto, el poder, el Nuevo Orden Mundial (NOM) ha reaccionado de dos modos -que coinciden en uno solo- contra estas dos rebeldías que amenazaban su dominio global. Internet permitió a mindundis como el que suscribe jugar a ser Polanco o Luca de Tena, porque, cuando surgía Internet, fundar un periódico salía en España por 10.000 millones de las antiguas pesetas mientras que un periódico digital podía fundarse con un 1 millón de euros (Hispanidad se fundó en 1996 con un capital social de la mitad de esa cantidad).

Las redes no nos han hecho peores: nos han dado la posibilidad de ser mejores y han dado voz a quien no la tenía

Pues bien, para eliminar el periodismo independiente de internet, el NOM, el poder, lo políticamente correcto, ha empleado a los verificadores, que han impuesto aquello que se puede decir o no se puede decir. Y el mayor verificador de todos es Google. Como decía el especulador Joseph Oughourlian, presidente de PRISA, por obligación, demostrando sus profundos conocimientos periodísticos, "aquí se juntan dos periodistas, abren un chiringuito y dicen que ya tienen un periódico". Exactamente, mister Oughourlian: periodismo es eso que hacen los periodistas, no los especuladores financieros como usted, a los que el periodismo importa un pimiento. Sólo les importa ganar dinero utilizando palancas de interés, o sea, el poder de la información. 

Y contra el periodismo ciudadano de los memes, el NOM ha tenido que emplearse más a fondo: emplea, otra vez, a Google y demás verificadores, que te dicen qué es lo que debes ver o leer y qué es lo que no debes leer o ver, pero también utilizan el BOE, es decir los llamados "delitos de odio”, es decir, las estúpidas leyes que confunden delito y pecado y que, en consecuencia, imponen penas de cárcel a todo aquel que se atreva a contradecir lo políticamente correcto. 

Dicen que con los verificadores, con Google y Facebook y compañía, así como con los delitos de odio, se está luchando contra la desinformación. ¡Y un jamón de mono! a lo que se está atacando, y con toda la fuerza del poder y a las instituciones, es al discrepante, con el poco salutífero propósito de anular la discrepancia e imponer el pensamiento único.

Las redes no nos han hecho peores: nos han dado la posibilidad de ser mejores y han dado voz a quien no la tenía.