Imagine por un momento que, tras la mañana de olas, caminatas, baños interminables, capas de protección 50, chuches del chiringuito y una paella familiar, los niños pudiesen alternar con algo de lectura. Los niños y los jóvenes, porque también ellos se lo están perdiendo... Llevamos demasiado retraso en decir a los hijos, sobrinos, nietos, alumnos, vecinos y vecinitas, es decir, todo ese segmento con vida racional que el verano no solo es para no hacer nada o solo lo que les apetece.

Claro, además la situación empeora desde que los ilustrados legisladores deciden que ya nadie se "queda para septiembre" y si has aprobado pasas, si no repites (o no, también pasas), entonces la palanca que teníamos los padres para que al menos el verano fuese algo más sujeto, la hemos perdido.

Pero aprobado o suspendido, no hay excusa. La lectura es necesaria para compensar la cantidad de sensaciones regaladas, de imágenes constantes, de música machacona y de dispositivos móviles, porque crean un agarrotamiento mental en los más jóvenes que los psicólogos, cada vez más, avisan de los daños directos y colaterales a la hora de fijar ideas y alcanzar una comprensión lectora suficiente para rendir en lo que a los estudiantes les toca rendir: el estudio. El estudio que además de ser cada día más laxo, es también en cada curso menos crítico. No enseñan a pensar, reflexionar y debatir. Enseñan a memorizar conocimientos para aprobar, que por lo visto es lo importante.

Es precisamente donde la lectura funciona como un saludable torpedo en la línea de flotación de la inutilización de la cabeza, es decir, la imaginación y el esfuerzo intelectual. Progenitores y responsables de los menores... háganme caso y propongan a sus chicos y chiquillas algo para leer, ajustado a su edad y gustos. Las librerías están llenas de muy buenas obras, con y sin dibujos, letra grande y pequeña, con colores o sin ellos... Hagan el esfuerzo de que ellos se esfuercen y no dejen pasar el verano (¡otro verano más!) permitiendo que crezcan con la idea de que estos días son para hacer nada, solo lo que apetece.

Para los casi más pequeños, esas tiernas criaturas que van desde los 8 años hasta los 13 más o menos: Un verano mágicoLas maravillosas aventuras de Abud BalinoEl gigante Ganfal y el caballero oscuroEl libro de cuentos verdePastel de crema y pepinillosLa princesa y los trasgosEl gusano y la EstrellaDika mete la pata y/o Dika en Nueva York.

Trilogías para aquellos que crecen y buscan historias más sólidas: Trilogía Iván de Aldénuri, Todos lo hicieron malPuzzle 3D Basílica de S. Pedro (144 piezas).

Novelas negra, policiaca y aventuras: El secreto de la Capilla DoradaMás allá del horizonteSemilla negraUn año de ErasmusSalir. Una aventura de dentro a fuera, La quinta cartaAntología del relato policialDentro de la caja del violínFahrenheit 451El contrabajoEl curioso caso de la muerte del gato del obispo.

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