Seguimos con un libro que vuelvo a aconsejar: “Wuhan. peste Roja y caso abierto”, una conversación con el divulgador científico Alex Lachhein, que pone en solfa un buen número de engaños sobre el Covid. El mayor de ellos, es quizás el más peligroso: la confianza ciega que muchos depositan, por ejemplo nuestra Carolina Darias, ministra de Sanidad, en las vacunas. Las vacunas se han convertido en el bálsamo de Fierabrás, a pesar de que el plazo de experimentación de una vacuna se aconseja entre ocho y 10 años y resulta que está se han puesto en marcha en nueve meses.

Y es que no estamos hablamos de vacunas contra el Covid sino de terapias génicas experimentales. Traducido: que la humanidad está actuando como conejillos de indias con las Pfizer, AstraZeneca, Moderna, etc.

Y naturalmente, “todo el mundo ignora los efectos de este producto a largo plazo”.

Por supuesto, desconocemos sus consecuencias, a largo plazo. Por supuesto, las multinacionales farmacéuticas juegan a vacunar: los tratamientos contra el virus han sido olvidados

¿Significa esto que no debamos vacunarnos? No necesariamente, pero lo que no se puede hacer es engañar y desinformar al personal.

Porque lo peor del Covid es la desinformación y el miedo que ha cundido en una humanidad borreguil, capaz de tragarse cualquier cosa mientras los políticos le digan que lo han comunicado los expertos o que se trate de una “evidencia científica” (si es evidencia no es ciencia y si es inocencia no es evidencia). Una humanidad de ‘zombis’, paralizada por el miedo a morir, como el de la ilustración, que repite el mantra: “nuestras vacunas no funcionarán si vosotros no os vacunáis”. Hay un culpable: eres tú.