"En Alemania hay cien cajas públicas y hasta el Deutsche Bank está participado y nadie dice nada". El presidente de Caixa y de Caixabank se expresa de este modo en un corrillo con periodistas, previo a la Junta General de Accionistas de Caixabank que se ha celebrado en Barcelona, durante la mañana del jueves 25 de abril.

Y así es. En España nos hemos empeñado en destruir las cajas de ahorros y a la clase política -por ejemplo, Rosa Díez- que contribuyó a hundirlas le ha dado ahora rabiosa contra las entidades de ahorro. A lo mejor es mala conciencia, a lo peor es pura ignorancia.

¿Por qué digo que Isidro Fainé (en la imagen) es el último cajero Porque aunque todo el Nuevo Orden Mundial (NOM), es decir, el sistema de contravalores imperante, también en el mundo financiero, ha decretado que aquí sólo pueden existir bancos, y además pocos bancos y muy grandes.

Pues bien, como informamos este jueves, La Caixa sigue teniendo dos cosas que le hacen seguir siendo Caja: mantiene la obra benéfico-social (OBS) y sigue siendo banca industrial. En otras palabras, Isidro Fainé es el último cajero y La Caixa (con permiso de Onteniente y Pollensa) la última caja, la mayor aportación al mundo bancario que haya hecho un país y una sociedad -la española-, así como la Iglesia española, fundadora de la mayoría de estas entidades. ¿Saben ustedes qué es lo más parecido a una banca cristiana Las cajas de ahorros.

Banco internacional de Pagos de Basilea¿Y cómo es que las cajas, siendo lo mejor, han cavado por tener fama de lo peor Por los políticos, ciertamente, que las han utilizado como predio personal (ahora pretenden hacer lo propio con las cooperativas de crédito, otra pequeña propiedad financiera).

¿Quién ha destrozado las cajas, la gran aportación bancaria cristiana y española y algo italiana- Pues los políticos, que las han expoliado en su beneficio pero también los cajeros, que querían convertirse en banqueros por dos razones: luce más y se cobra más.

Volvamos a Fainé. ¿Por qué digo que es el último cajero Por dos razones:

1.- Contra viento y marea, también contra el Banco de España -cuyos cerebros están tan lavados por NOM-Basilea como cualquier otro- se empeña en dotar 500 millones de euros en obra benéfico-social. De ellos, ojo, lo que más me gusta son los 334 millones de euros en obra asistencial (el mecenazgo cultural me importa menos), con especial dedicación a la pobreza infantil, a los moribundos y a proporcionar vivienda a quien lo necesita, lo que no hace doña Ada Colau (no sé cómo se me ha podido ocurrir este contra-ejemplo).

Ya he explicado en qué consiste la conjura NOM-Basilea. El Nuevo Orden sólo quiere lo antedicho: un oligopolio bancario mundial que controle los flujos monetarios, el Banco Internacional de Pagos de Basilea, BIS (en la imagen, su desconocida sede), aporta la conjura unas exigencias cada vez mayores de capital, de tal manera que, para el sistema financiero, un buen banco es un banco grande. ¿Por qué quiere Basilea pocos bancos y muy grandes, es decir, por qué odia a las cajas de ahorros, de suyo más pequeñas Pues porque la conjura política bancaria consiste en lo siguiente: tú, banquero, compra mi deuda pública y cuando entres en dificultades, yo, Gobierno, te salvaré con fondos públicos.

2.- La segunda característica de Isidro Fainé, que contradice al resto de banqueros, Botín y FG incluidos, consiste en que persiste en otro de los 'pecados mortales' del NOM-Basilea: la banca industrial. La Caixa es la único caja-banco que mantiene un grupo industrial (Gas Natural, Abertis, Repsol, Telefónica, Agbar), a pesar de los intentos del NOM-Basilea para cargárselo, exigiendo un consumo de capital inabordable para las participadas industriales de un banco o una caja de ahorros.

Han sido las cajas de ahorros el sostén accionarial de la industria española, y todavía lo siguen siendo. La diferencia es que la ex caja Bankia está vendiendo IAG, Iberdrola, Indra, MAPFRE, etc., mientras Caixa intenta a toda costa mantener la participación en este grupo industrial y no deslocalizar empresas.

Isidro Fainé es el último cajero. No hace falta ponérselo difícil. Y si el Gobierno Rajoy no tuviera miras tan cortas, prepararía la resurrección del sistema de crédito mutual: es decir, de las cajas de ahorros.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com