Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (25/04/2019)

En Onda Cero, el propio Ángel Garrido explicaba que su decisión de fichar por Ciudadanos viene dada porque "quería militar un partido en el que se sintiera cómodo dentro de las posiciones que siempre ha mantenido, el espacio de centro". Asimismo, asegura que él nunca ha hablado mal del partido de Rivera, "he agradecido siempre el trabajo de Cs, sobre todo el aprobar los presupuestos y leyes. Lo demás son rifirrafes parlamentarios”.

Aunque descarta que se trate de una venganza, "solo tengo buenas palabras para mi partido, son 28 años de militancia" y explica que el anuncio se ha hecho con tiempo para que el PP pueda sustituirle, "quiero ganar y voy a intentar ganar en la Comunidad de Madrid con las propuestas, no con jugadas maquiavélicas”. "No es ninguna venganza. Ni malas palabras, ni venganza, ni nada parecido. Pensarlo y meditarlo ha sido cuestión de más tiempo, pero el contacto con Ciudadanos se produjo esta misma semana”.

En cuanto a los mensajes de Whats app que circulan, explica que se los envía "a personas en una conversación confidencial", por lo que jamás va "a desvelar una conversación que entiende que es de carácter personal". Y aunque recalca que no va "a desmentir nunca ni afirmar sobre un mensaje porque es personal", destaca que "jamás ha mandado un whats app diciendo: No se ha ejecutado lo mío”.  

"Los partidos no nos deben nada a los que militamos en ellos o tenemos alguna responsabilidad. El día que nos vamos, nos vamos. Me gusta la política y mientras pueda, seguiré trabajando en política”. "Lamento que este parezca el mejor momento. No se si es el peor o el mejor, pero es el que ha tocado. No había otro. Yo nunca haría eso [perjudicar al PP], ese tipo de juego sucio se lo dejo a otros”.

En Onda Cero, Fernando Ónega subrayaba: “No creo yo que en mi pueblo de Lugo el nombre de Ángel Garrido conmueva las estructuras. Este es un episodio madrileño al que se aplica el cristal de aumento por lo que tiene de guerra entre Ciudadanos y el PP, por el aroma novelesco de venganza, por la renuncia de Garrido a las prebendas del Parlamento Europeo y porque no hubo una noticia más sorprendente en esa fábrica de noticias que es Madrid.

Votos a Ciudadanos no le dará muchos, porque Garrido, magnífico gestor, no es, en cambio, un líder que mueva multitudes. Es más: le puede quitar a Ciudadanos el voto de los taxistas, porque Garrido estuvo en contra suya en el conflicto con las VTC. Lo único que le permite a Ciudadanos es presentar su cabeza como un trofeo arrebatado al PP y elaborar un discurso de partido de acogida donde caben conservadores arrepentidos y socialistas desencantados por el PSOE.

Es un pellizco de monja en los mofletes de Casado para desestabilizarlo y, si es posible, humillarlo. Es, a efectos de opinión pública, añadir un poco de suspense al bloque conservador, porque intriga saber cómo pasarán de robarse candidatos a negociar un pacto de gobierno en el brevísimo plazo de cuatro o cinco días.

Es también un mensaje muy arriesgado de convivencia de futuros socios y una cuña en la campaña por el voto útil de Casado. Así que, puestos en orden estos factores, en mi pueblo de Lugo harán este comentario: "no hace mucho daño, pero jode". Creo que esa es la cuestión”.

En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: “A tres días de las urnas, ha estallado la guerra total entre el PP y Ciudadanos. O entre Ciudadanos y el PP porque es el partido de Rivera el que le ha clavado el puñalito al de Casado". (...) "Se suma lo de Garrido al globo que ya tenían en casa Casado por lo del debate del lunes, cuando Rivera cargó contra el PP (su único posible socio de gobierno) exhibiendo la foto de Rodrigo Rato. De modo que esto ya no es una competición por la hegemonía de la derecha: esto es la bronca total en la pareja de hecho. El intento de Rivera de aprovechar el estado de debilidad de su competidor para darle la puntilla. Con el riesgo de que la jugada te salga al revés y en lugar de atraerte votos por tu imagen ganadora te los quite por tu imagen marrullera.

Casado tiene motivos para sentirse toreado por su compadre naranja. Pero su mayor problema no es ése. Su mayor problema es que esa imagen de líder que ni ha olido la que le estaban preparando, el que no se entera, al que su socio trata como el pito el sereno, la aproveche Abascal para sacar pecho: el otro que está intentando apuntillar al que durante veinte años fue su partido y el partido que le proporcionó empleo. A Casado le dio oxígeno el vuelco en Andalucía y le dio tregua la convocatoria de las elecciones generales, pero él sabe que en su organización hay gente con el colmillo retorcido que le está esperando si sus personalísimas apuestas para las elecciones que vienen resultaran un fiasco”.

En Onda Cero, Rubén Amón se preguntaba: “Populismo pop, sectarismo, incoherencia, tontos útiles, chupacámaras. ¿A qué partido se refería Ángel Garrido con esta descripción? A Ciudadanos. Solo le faltó decir abrazafarolas, chupópteros y lamestraserillos. ¿Y no es verdad que Rivera se cobra un trofeo de caza mayor en su acoso y derribo al PP? ¿Cuánto puede malograr esta guerra de los naranjas contra los azules el clima de los pactos y las alianzas? ¿No es paradójico que el discurso de la regeneración de Ciudadanos y de rechazo al bipartidismo se haya hermanado con la línea dinástica del esperancismo? ¿No os resulta entrañable que Teodoro García Egea reconociera ayer que estuvo llamando a Garrido y que no se lo cogía? Debe tener unas cuántas perdidas. ¿Se ha vengado Garrido de la humillación que supuso sustituirlo por Isabel Díaz Ayuso? En otro capítulo memorable,la candidata del PP expuso ayer su visión de la movilidad urbana. ¿Qué es más correcto decir, qué vais a votar o contra quién vais a votar? Os dejo aquí con Iván Espinosa de los Monteros”.

En la COPE, Santi González destacaba: “Al final, la regeneración que proclamaba Albert Rivera era esto. Presentar como un triunfo el fichaje de Ángel Garrido para las elecciones autonómicas en sus listas de Madrid. Garrido fue el sucesor de Cristina Cifuentes en el Presidencia de la Comunidad de Madrid tras la obligada dimisión de la titular.

Nada de lo humano me es ajeno. Es comprensible la decepción de Garrido, que no gestionó mal el embolado, al no ser nombrado candidato a la presidencia para las elecciones de mayo. Su presentación ayer como el candidato décimo tercero en la lista de Ciudadanos para las elecciones autonómicas se produjo cuando ya formaba parte de la lista del PP a las elecciones europeas en la que figuraba en el número cuatro. Con fecha 16 de abril había jurado por escrito ante la Junta Electoral Central “que acepta ir incluido como candidato en la candidatura que el PP presenta para las elecciones al Parlamento Europeo”.

La tinta de las hemerotecas no está seca todavía. El tránsfuga decía que “los españoles saben que apostar por Ciudadanos es no saber siquiera por qué se apuesta”, que “el único líder con capacidad para mejorar España es Pablo Casado”, que el hombre que lo presentó en Cs, Ignacio Aguado, como “el tonto 'útil de la izquierda”.

“Cuestión de convicciones”, dice ahora para explicar su tránsito. Es turbador imaginar a este hombre con su candidatura popular  para Estrasburgo, mientras negociaba con Rivera el tránsito. Lo que ha hecho es una forma de corrupción y Albert Rivera ha vuelto a repetir la dudosa hazaña que ya practicó con Silvia Clemente, hoy sepultada en el silencio.

Garrido ha puesto fin a su carrera política con un gesto de indignidad. Y Albert Rivera ha decidido aprovechar sus restos con otra, que configura a su partido como el coche escoba de las elecciones españolas”.

En la COPE, David Gistau opinaba: “Ciudadanos es un gran animador del transfuguismo. A UPyD intentó vaciarlo, tentando a miembros internos como para destruirlo desde dentro. Fue a través del transfuguismo”. “En las formas de Garrido ha sido una venganza increíblemente cruel, porque firmó su candidatura cuando ya sabía que se marchaba, no se puso al teléfono cuando llamaba el secretario general”. “Y en el caso de Cs, tampoco le viene mal -aparte del destrozo interno que hace-  la idea de que un tipo que ha demostrado cierta solvencia en la gestión cuando ha tenido la oportunidad y que tiene un perfil moderado manda el mensaje en el que dice que en este PP que está intentado crear Casado no se puede estar”.

Pilar García de la Granja señalaba: “La sensación que me da es que con el movimiento de ayer, Ciudadanos lo único que demuestra es que está nervioso. Era un golpe de efecto después de que Casado ganara el debate del martes, algo que no había sucedido el lunes cuando ganó claramente Rivera. Sobre si recogen tránsfugas o no, creo que hay mucha división tanto en el centro derecha como en el centro izquierda. Me parece que hay mucha gente del socialismo moderado que no comparte tesis con Sánchez y me parece que hay mucha gente de derechas que no comparte criterio con Casado y están encontrando una casa común en Cs y eso tampoco me parece mal. Me parecieron mal las formas, eso no se hace, Garrido tendría que haber avisado antes a Pablo Casado”.

En la COPE, José Antonio Álvarez Gundín: “Lo de Garrido no se hace así. Hoy el único que se está frotando las manos es Pedro Sánchez, pierde el PP, no gana nada Cs, el ejercicio de cinismo de Garrido es impropio de un político que ha sido presidente de una comunidad autónoma”. Antonio San José decía: “No se hace así ni por parte de Ciudadanos ni por parte de Ángel Garrido”. E Inocencio Arias apuntaba: “Ha sido poco elegante y si me apuras poco ético. Cuando estás en política sabes que te pueden poner de candidato o no, pero si no te ponen no debes salir corriendo a otro partido político al que has criticado. No ha sido nada elegante”.