Dos desastres naturales demasiado trágicos en Marruecos y Libia, dos países del norte de África que ya sufrían bastante pobreza
Madrid está a 1.308 kilómetros de Rabat, capital de Marruecos, y a 2.491 kilómetros de Trípoli, capital de Libia. Se trata de dos países situados en el norte de África que ahora necesitan mucha ayuda, pues acaban de sufrir un terremoto y unas inundaciones devastadores que han provocado miles de muertos y heridos, y han arrasado poblaciones, viviendas e infraestructuras.
El pasado 8 de septiembre, Marruecos sufrió un devastador terremoto de una magnitud de 6,8 grados en la escala Richter que afectó, principalmente, a la región del Alto Atlas, al sur del país. Se trata del segundo seísmo más mortífero de su historia, tras el que tuvo lugar en Agadir en el año 1960, pues ha provocado unos 3.000 muertos y 6.000 heridos.
Unos días después, entre la noche del domingo 10 y la madrugada del lunes 11, la tormenta Daniel se ha convertido en el ciclón de tipo tropical que se ha dado en el mar Mediterráneo más mortífero. Con sus devastadoras lluvias causó el derrumbe de dos presas sobre el río Wadi Derna en los alrededores de la ciudad libia de Derna, la avalancha de agua arrasó gran parte de la misma dejando un balance de más de 11.300 muertos y cerca de 10.000 desaparecidos, hasta la fecha, en lo que son las peores inundaciones en el país en los últimos 40 años.
Marruecos sufrió un terremoto de 6,8 grados en la escala Richter que ha provocado unos 3.000 muertos y 6.000 heridos, mientras en Libia las devastadoras inundaciones tras el ciclón Daniel dejan un balance de más de 11.300 muertos y cerca de 10.000 desaparecidos
Trágicas cifras que, tristemente, seguirán creciendo en ambos países, pues con el paso de los días en las difíciles tareas de rescate cada vez hay menos esperanza de encontrar a supervivientes, aún hay muchos desaparecidos y numerosas víctimas bajo los escombros y el lodo. Ante estas tragedias se necesita mucha ayuda internacional, que ya ha comenzado, pero se necesita más, y encima, ha surgido el descontento de la población con las autoridades por la falta de atención y de rapidez en la respuesta ante la emergencia.
Tras el terremoto de Marruecos, el presidente y el secretario general de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo Juan José Omella y el obispo Francisco César García Magán, remitieron un escrito de condolencia al cardenal Cristóbal López, arzobispo de Rabat, y en nombre de la Iglesia en España, le hicieron llegar “nuestra aflicción y dolor por el sufrimiento de todas aquellas personas que están padeciendo las terribles consecuencias de este desastre”.
Cáritas Española ha movilizado inicialmente 30.000 euros para atender las necesidades básicas de las víctimas
Horas después del trágico seísmo registrado en las provincias y ciudades de Marrakech, Tarudant, Chichaoua, Uarzazat y Al Hauz, Cáritas Española activó la campaña de emergencia ‘Cáritas con Marruecos’ para ayudar a las víctimas con la que se puede colaborar a través de su página web y de transferencias a cuentas en Banco Santander y Caixabank. También su equipo de Cooperación Internacional ofreció acompañamiento y apoyo en la gestión a Cáritas Rabat. Cáritas Española ha movilizado inicialmente 30.000 euros para atender las necesidades básicas de las víctimas y su secretaria general, Natalia Peiro, viajó a Marrakech para colaborar con Cáritas Marruecos, y en su visita la acompañó Laure Salies, referente de Acción Humanitaria del área de Cooperación Internacional de Cáritas Española.
Esta organización de la Iglesia Católica ha logrado enviar convoyes con generadores eléctricos, kits de primera necesidad, mantas, ropa, botiquines y medicinas, y alimentos. “Antes del terremoto, en muchos pueblos no se podía llegar por carretera. Ahora, la destrucción causada por el terremoto es muy grande, hay muchas víctimas y el problema sigue siendo cómo llegar a la gente”, explica Marie Hélène Bellangeon, responsable de África en el área de Cooperación Internacional de Cáritas Española.
“Antes del terremoto, en muchos pueblos no se podía llegar por carretera. Ahora, la destrucción causada por el terremoto es muy grande, hay muchas víctimas y el problema sigue siendo cómo llegar a la gente”, explica Marie Hélène Bellangeon, responsable de África en el área de Cooperación Internacional de Cáritas Española
Por su parte, la ONG Aldeas Infantiles SOS procedió a preparar su respuesta de emergencia para abordar las necesidades de las familias y los niños afectados por el terremoto a través de apoyo psicosocial, alimentación e higiene; y también se centra en ayudar a niños separados de sus padres a reunirse con sus familias y en ofrecer un cuidado alternativo provisional a los que están solos. “Nuestro enfoque sigue siendo brindar ayuda y apoyo urgente a los afectados por este trágico terremoto, al mismo tiempo que consideramos las necesidades a largo plazo de los niños y familias vulnerables en las regiones afectadas”, señala Samya El Mousti, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS en Marruecos.
Aldeas Infantiles SOS está brindando ayuda humanitaria y asistencia a las personas afectadas (que se estiman en 300.000, entre ellas alrededor de 100.000 niños) a través de la entrega de camiones con suministros médicos, mantas, colchones, ropa, zapatos, alimentos, productos de higiene y otros bienes de primera necesidad. También ha habilitado tiendas de campaña en la localidad de Ait Ourir para acoger a 50 familias que han perdido sus hogares, pues “sigue habiendo muchas personas durmiendo al aire libre por temor a una nueva réplica”, explican desde la ONG. Además, trabajan en estrecha colaboración con las autoridades locales, otras organizaciones humanitarias y líderes comunitarios para coordinar esfuerzos y garantizar una respuesta eficaz e inmediata.
“Nuestro enfoque sigue siendo brindar ayuda y apoyo urgente a los afectados por este trágico terremoto, al mismo tiempo que consideramos las necesidades a largo plazo de los niños y familias vulnerables en las regiones afectadas”, señala Samya El Mousti, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS en Marruecos
Fundación Madrina anunció el envío de material sanitario y de primera necesidad (agua, mantas, tiendas de campaña, sacos de dormir, leche maternizada, alimentación infantil, etc.), así como de voluntarios sanitarios para los pueblos de la zona del Atlas que han colapsado y presentan un acceso difícil. Zonas donde muchas familias vivían al día con sus comercios o trabajos, por lo que su situación tras el seísmo es crítica. La Fundación prevé transportar el material con voluntarios, todoterrenos y, si es posible, camiones, llevando también voluntarios sanitarios; para lo que ha solicitado donaciones económicas o de material en especie.
Por su parte, Cruz Roja Española también se ha implicado y apoya a la Media Luna Roja de Marruecos en la respuesta a la emergencia humanitaria provocada por el seísmo. Además de las donaciones de particulares también ha recibido la de algunas empresas españolas.
Estos son los héroes de cuatro patas 🐕🦺 que están realizando una labor vital tras el #TerremotoMarruecos. Persa, Lume, Vamdam y Chula, enviados por @UMEgob para buscar supervivientes 🇲🇦💪 La labor de las unidades cinológicas en nuestras #FuerzasArmadas es crucial.🙌 pic.twitter.com/OSp7VUe8VD
— Ministerio Defensa (@Defensagob) September 15, 2023
A la colaboración de estas organizaciones sin ánimo de lucro y de otras muchas, se suma la ayuda, entre otros, de: la Unidad Militar de Emergencias (UME), efectivos de la Unidad Especial de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (ERICAM), decenas de bomberos voluntarios de varias ciudades españolas y varios sanitarios de la Fundación SAMU de Sevilla. De hecho, en Marruecos se criticó en un principio la lenta reacción del rey Mohamed VI, quien estaba en París cuando se produjo el terremoto y tuvo que volver a su país, pero guardó 18 largas horas de silencio. El lunes 11 de septiembre, se anunció que el reino alauí había aceptado la oferta de ayuda de sólo cuatro países (España, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Catar), pero no la de otros (Francia y EEUU, entre ellos). Recientemente, el monarca alauí ha agradecido por carta la labor de la UME.
Las autoridades locales calculan que un 25% de Derna ha desaparecido, incluyendo la destrucción de varios puentes y otras infraestructuras y de muchísimas viviendas, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifra en más de 40.000 las personas que han perdido sus hogares
Paralelamente, en Libia, la situación es aún más devastadora tras el paso del ciclón Daniel y las grandes inundaciones que causó. La cifra de muertos se ha elevado a 11.300, según ha informado la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), aunque la Media Luna Roja libia duda de dicho dato y el alcalde de Derna estima que se podrían alcanzar los 20.000. A los fallecidos se suman 10.100 desaparecidos sólo en la ciudad de Derna y otros 170 muertos en otras zonas del este del país. Las autoridades locales calculan que un 25% de Derna ha desaparecido, incluyendo la destrucción de varios puentes y otras infraestructuras y de muchísimas viviendas (incluyendo edificios de varias plantas que fueron arrastrados mar adentro mientras muchas familias dormían en su interior, según Reuters), y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifra en más de 40.000 las personas que han perdido sus hogares. Mientras, el Comité Internacional de la Cruz Roja señala que la ciudad fue golpeada por una “ola de siete metros de alto”, como recoge Europa Press, y un bombero español desplazado a la zona ha declarado a Efe que el agua alcanzó una altura de “cuatro pisos”.
Las inundaciones de Derna se debieron al derrumbe de dos presas, que fueron construidas en 1970 y habían aparecido en informes que alertaban sobre el riesgo de desbordamiento si no se hacían las obras necesarias. La primera reventó a 12 kilómetros de la ciudad y la segunda, a pocos metros de la zona habitada, al no poder contener la avalancha de agua de la primera y encima llevaba sin mantenimiento desde 2008, llegando a derramar entre las dos 33 millones de metros cúbicos que arrasaron gran parte de Derna. En el mal estado de las infraestructuras ha influido la situación de Estado fallido que sufre desde que en 2011, con la llamada Primavera Árabe que se dio en varios países, la OTAN, EEUU y Francia alentaron la revuelta popular que acabó con el dictador Muamar el Gadafi, pero el país no logró estabilidad: desde 2014 hay dos cuerpos políticos que se definen como el Gobierno -la Cámara de Representantes, reconocida en la comunidad internacional pero que no controla el territorio de la capital y que se reúne en Tobruk; y el Consejo Presidencial y Gobierno de Acuerdo Nacional de Trípoli-.
La primera presa reventó a 12 kilómetros de la ciudad y la segunda, a pocos metros de la zona habitada, al no poder contener la avalancha de agua de la primera y encima llevaba sin mantenimiento desde 2008, llegando a derramar entre las dos 33 millones de metros cúbicos que arrasaron gran parte de Derna
Petteri Taalas, director de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU, considera que la mayoría de las muertes podrían haberse evitado, porque “se podrían haber emitido las alertas y las fuerzas de gestión de emergencias habrían podido llevar a cabo la evacuación de la población”. Además, indicó que la situación del país con dos administraciones y los años de conflicto han destruido en gran medida la red de observación meteorológica.
“Las necesidades humanitarias superan con mucho las capacidades de la Media Luna Roja libia e incluso las del gobierno”, subraya Tamer Ramadan, de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR). Convoyes de ayuda fueron enviados desde el oeste del país, así como aviones medicalizados, médicos, socorristas y técnicos; también llegaron equipos de emergencia de Turquía y se anunció suministro de ayuda por parte de EEUU y también la disposición de envíos de la UE. Además, los envíos de suministros de emergencia por parte de distintas organizaciones, entre ellas, Unicef, que advierte de que hay 300.000 niños afectados en la catástrofe ocurrida en Libia.
En Libia, el suministro de agua potable está en peligro, lo que aumenta notablemente las probabilidades de que se produzcan brotes de diarrea y cólera, así como de deshidratación y desnutrición. Por ello, las autoridades ya han puesto en marcha una campaña de vacunación destinada a unos 20.000 menores para evitar el contagio de hepatitis, cólera o malaria
Una semana después de las devastadoras inundaciones, los socorristas locales continúan con la búsqueda de cuerpos y personas desaparecidas que aún puedan estar atrapadas en el lodo o entre los escombros. La FICR, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayan que cuando se produce un alto número de muertes en desastres naturales o conflictos armados, la presencia de cadáveres resulta perturbadora y hay quienes tienden a apurarse para enterrarlos en fosas comunes, pero eso puede ser perjudicial, y recomiendan tumbas individuales fácilmente localizables y debidamente documentadas. En este momento, en Libia, estas organizaciones trabajan con las autoridades y las comunidades, prestando material (por ejemplo, bolsas mortuorias) y orientación, como la de que los cuerpos no deben dejarse en contacto con fuentes de agua potable porque pueden generar problemas sanitarios al contaminar el agua y provocar riesgo de diarrea u otras enfermedades. Al mismo tiempo, el suministro de agua potable está en peligro, lo que aumenta notablemente las probabilidades de que se produzcan brotes de diarrea y cólera, así como de deshidratación y desnutrición. Por ello, las autoridades ya han puesto en marcha una campaña de vacunación destinada a unos 20.000 menores para evitar el contagio de hepatitis, cólera o malaria. A todo esto se suman protestas de la población de Derna mostrando su descontento por la incompetencia de las dos administraciones (la de Trípoli y la de Bengasi) a la hora de facilitar la ayuda y responsabilizándoles de la tragedia, que incluyeron prender fuego a la casa del alcalde, y la respuesta ha sido un apagón de las comunicaciones (Internet y líneas de teléfono) el martes 19, aunque la empresa nacional de telecomunicaciones LPTIC ha aludido a una avería e incluso a un posible sabotaje.
Dos desastres naturales demasiado trágicos en dos países del norte de África que ya sufrían bastante pobreza, por lo que se necesita bastante ayuda internacional para la recuperación y reconstrucción de las ciudades y poblaciones más afectadas.
© Fotografías de Cáritas Española, Aldeas Infantiles SOS, Fundación Madrina, UME y Media Luna Roja Libia.
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