Objetivo: generar energía renovable a través de plantas de generación colectivas para un autoconsumo compartido
Imaginemos que un ayuntamiento promueve la instalación en la cubierta del polideportivo municipal de paneles solares de 100 kW, para generar 140 MWh/año.
A este proyecto se unen 99 vecinos que aportan, en este caso, un capital social de 100 euros cada uno. La participación equivalente de cada socio es 1 kW y recibirán la energía generada por esta potencia (1.400 kWh/año) como descuento de autoconsumo en la factura.
El coste de instalación y la puesta en marcha es de 100.000 euros, pero dicha instalación se puede financiar. Lo más sencillo es que la comunidad acuda a una Empresa de Servicios Energéticos para que financie la operación y la gestione.
Una comunidad energética facilita que los vecinos se beneficien de las mismas instalaciones locales de generación eléctrica o térmica
Por su parte, el ayuntamiento realiza una aportación extra, la cubierta del polideportivo, sobre la que se debe hacer una cesión a la comunidad eléctrica por, al menos, 15 años. Esta cesión puede monetizarse y aumentar la participación del ayuntamiento en la generación del proyecto, aunque en el caso de la administración local, suelen ser cesiones sin retorno económico.
Este es solo un ejemplo de cómo se puede formar una comunidad energética local, también conocida como comunidad local de energías renovables. Un fenómeno que no es nuevo pero que está ganando relevancia en los últimos años.
Participación ciudadana en el sector energético
Una comunidad energética facilita que un grupo de vecinos se beneficie conjuntamente de las mismas instalaciones locales de generación eléctrica o térmica. Esta unión no solo supone un mejor aprovechamiento de dicha generación sino que, además, aporta beneficios medioambientales y sociales, como la mejora de la eficiencia energética o el desarrollo de sistemas de movilidad sostenible.
Dentro de los beneficios económicos resalta la posibilidad de generación de ingresos que redundan en el desarrollo del barrio o vecindario
Las comunidades energéticas pueden incluir a ciudadanos de a pie, empresas, administraciones públicas o pequeñas y medianas empresas. Nacen como un modelo de participación ciudadana en el sistema energético y su función principal es generar energía renovable a través de plantas de generación colectivas para un autoconsumo compartido. Estas comunidades pueden llevar a cabo múltiples actividades como producir, consumir, almacenar o compartir energía.
¿Quién puede formar parte de una comunidad energética?
Cualquier persona física o jurídica y, en general, cualquier entidad pública o privada, puede ser miembro de una comunidad energética renovable.
Para crearla, los miembros deben identificar el área donde se establecerá la planta de producción. Al tratarse de algo local, tendrá que estar cerca de los consumidores y cumplir los requisitos de tamaño, ubicación y uso.
Según los datos de la UE, las comunidades energéticas son cada vez más habituales. En 2019 ya había cerca de 1.800 en Alemania, 700 en Dinamarca y 500 en los Países Bajos. Estos son los estados que cuentan con un mayor número. En el caso de España, estas comunidades están mucho menos desplegadas que en otros países europeos: en ese mismo año solamente existían 33 registradas.
Sin embargo, se espera que esta tendencia se incremente, pues las comunidades energéticas no solo promueven la economía circular sino que, además, apoyan el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, posibilitándoles que puedan formar parte del desarrollo de plantas renovables.
Beneficios: de lo medioambiental a lo económico
La actividad y el desarrollo de las comunidades energéticas locales tienen beneficios como un mayor aprovechamiento de la capacidad de generación eléctrica o térmica, la mejora de la eficiencia energética, el desarrollo de sistemas de movilidad sostenible e, incluso, un ahorro económico para algunas familias. Sin embargo, estos no son los únicos. Existen otros muchos beneficios medioambientales, sociales y económicos.
Según los datos de la Unión Europea, las comunidades energéticas son cada vez más habituales
Sin duda, la mayor parte de los beneficios son de carácter medioambiental: la reducción de las emisiones de CO2, el abandono del uso de combustibles fósiles, la reducción del derroche de energía y las inversiones en renovables.
Por otro lado, dentro de los beneficios sociales, hemos de señalar la apuesta de la sociedad por la energía limpia, la reducción de la pobreza energética y el impulso de la economía local y la generación de empleo.
Por último, dentro de los beneficios económicos resalta la posibilidad de generación de ingresos que redundan en el desarrollo del barrio o vecindario. Además, cada miembro de la comunidad energética continúa pagando la totalidad de la factura a su proveedor de electricidad, pero, periódicamente, recibe un importe por el reparto de los beneficios garantizados por parte de la comunidad. Esta remuneración es equivalente a una reducción del recibo.
Todos estos beneficios nos convencen de que, sin duda, las comunidades energéticas locales desempeñarán un papel clave para acelerar el proceso de descarbonización.
Cómo crear una comunidad energética: paso a paso
- Busca o únete a un grupo con el mismo objetivo que tú. Rodéate de personas resolutivas, flexibles y responsables.
- Selecciona la forma jurídica de tu proyecto según tus necesidades: cooperativa, consorcio, empresa de interés comunitario, fundación, organización sin ánimo de lucro, fideicomiso o asociación.
- Contacta con el ayuntamiento de tu localidad. Contar con el apoyo del gobierno de tu municipio te puede ayudar de muchas formas.
- Elige el objetivo de tu proyecto. Recuerda que la comunidad energética no solo se limita a la electricidad, también se desarrolla en los sectores de la calefacción y el transporte.
- Escoge la tecnología que te ayudará a producir y vender energía, en caso de que esta sea tu actividad principal. Las tecnologías por las que puedes optar son: eólica, solar, hidroeléctrica y biomasa.
- Cuando decidas qué queréis construir, deberás presentar un estudio de diseño y viabilidad, un plan de negocio, licencias de obra y otros permisos.
- Consigue financiación. Puedes hacerlo a través de: ayudas, crowdfunding, préstamos bancario, financiación por terceras partes, leasing, fondo cooperativo o apoyo municipal.
Para más información, consulta la web del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía).
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