Massa se enfrentará a Milei en la segunda vuelta: el primero forma parte del gobierno de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner y al segundo lo de ultra-liberal le colocó el favorito en las encuestas... y el Papa Francisco ha colaborado a ello
Cuando RTVE, fiel espejo del Sanchismo, habla de Polonia, asegura que ha ganado la coalición liberal de Donald Tusk. La verdad es que no ha ganado, la verdad es que Tusk no es un liberal sino un eurócrata-socialdemócrata y la verdad es que, en su coalición, figuran los comunistas del viejo comunismo polaco, el más duro tras el telón de acero, pero, para RTVE, Tusk dirige una coalición “liberal”.
Sin embargo, miren por donde, cuando se trata del argentino Javier Milei, que en verdad es liberal, es decir, enemigo de la burocracia y partidario de la propiedad privada y de la meritocracia, RTVE le califica como ultra-liberal, más que nada para que el personal repare en lo de ultra y no en lo de liberal. Es la manipulación de la nomenclatura.
Al igual que en España, el problema argentino no es la clase política sino la degeneración de los pueblos, el español y el argentino. Por eso, Sánchez seguirá en el poder y Cristina Kirchner, también
El progresismo se define con un ‘abajo los curas y arriba las faldas’. Pero como eso da para poco, sólo para fastidiar a los cristianos y para un libertinaje sexual que, encima, suele quedarse en mera pornografía, el progresismo necesita clasificar a todo aquel que se le opone como ‘ultra’. De hecho, su gran victoria, ya lo hemos dicho en estas pantallas, consiste en que cualquier principio cristiano ha pasado a ser ‘ultra’. Por ejemplo la defensa de la vida del no nacido: puro fascismo.
En cualquier caso, en Argentina, en las elecciones del domingo pasado, no ganó el menos malo sino el más sinvergüenza: el peronista Sergio Massa. Lo que ocurre es que la política actual se compone de palabras malditas: coloca el prefijo ultra a cualquier idea o persona y conseguirás neutralizarle: lo de ultra-liberal ha fagocitado al favorito en las encuestas, Javier Milei... y encima el Papa Francisco ha colaborado a ello.
Pero hay algo ligeramente más grave: al igual que en España, el problema argentino no es la clase política sino la degeneración de los pueblos, el español y el argentino, dos pueblos cristianos descristianizados hasta la náusea. Por eso, Sánchez seguirá en el poder y Cristina Kirchner, también.
Gobierno de “unidad nacional” no es gobernar con Milei sino con “los mejores”... y el peronista Massa decidirá quiénes son los mejores. Todo ello, liderando bajo la sombra del acabose de la corrupción: la mafia Kirchner
Pero lo de Sergio Massa, el vencedor de las elecciones del pasado domingo 22 -no como Sánchez, que fue segundo- presenta otra derivada. Massa propone un gobierno de “unidad nacional”, que no es gobernar con Milei sino con “los mejores”... y el peronista Massa decidirá quiénes son los mejores. Todo ello, gobernando bajo la sombra del acabose de la corrupción: la mafia Kifchner.
Como el 23 de julio en España, el 22 de octubre los argentinos, en el último minuto, cedieron al miedo y cambiaron lo nuevo por lo de siempre. Por eso fallaron todas las encuestas
Conclusión: como el 23 de julio en España, el 22 de octubre los argentinos, en el último minuto, cedieron al miedo y cambiaron lo nuevo por lo de siempre. Por eso fallaron todas las encuestas, por eso estamos donde estamos: estamos tocando fondo.
Eso sí, lo bueno de tocar fondo es que, una vez allí, sólo puedes subir. U horadar más abajo, que dijo el pesimista.