¿Les preocupan las empresas españolas?
Es curioso: las entrevistas de Pedro Sánchez con sus ministros han sido de guante blanco. Uno esperaba feroces enfrentamientos ideológicos y, sin embargo, ya ven, más que entrevistas han resultado diálogos exquisitos, versallescos, donde un interlocutor, el presidente, animaba al entrevistado, los ministros, a concluir lo bueno que es el Gobierno y el otro interlocutor concluía justamente eso: que este Gobierno ha realizado una gestión excelente, propia de un gran presidente.
No voy a ocultar que, en ocasiones, el presidente parecía un tanto molesto porque el ministro, el entrevistado, no acababa de dorarle la píldora como él, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, se merece. Pero al final todo venía dado: el ministro remiso terminaba por entrar en razón y acababa concluyendo que no estamos ante un grandísimo presidente, que también, sino ante el mejor mandatario de la historia de España y, probablemente, de todo el mundo mundial y de la historia del globo universal: ¡Grande sos, Antonio!
Ahora bien, de entre todas estas entrevistas televisivas, que sin duda serán estudiadas en las facultades de periodismo durante las próximas décadas, yo me quedo con la que protagonizó la Vicepresidencia primera: don Pedro Sánchez entrevistando a doña Nadia Calviño, dos embusteros mintiendo al alimón.
Sánchez y Calviño nos han llevado a la ruina... pero ellos están felices
La tesis de ambos era sencilla: nuestra gestión, la tuya y la mía, cuyo resultado ha sido formidable. La economía española está que se sale y, en el colmo de la desfachatez, el presidente del país con más parados de la Unión Europea se nos presenta como el gran creador de empleo, sin el menor rubor.
Se repite la eterna cuestión de Asurancetúrix, el bardo de la aldea gala de Astérix: las opiniones sobre la gestión económica de Pedro Sánchez y Nadia Calviño se dividen en dos bandos irreconciliables: ellos piensan que son geniales, el resto del mundo piensa que son un desastre. Comprobemos cuál de los dos bandos tiene razón.
¿Creación de empleo cuando han conseguido que España sea el país con más paro de los 27 de la UE y el país con más paro de los 38 de la OCDE? Al parecer, los demás países crean más empleo -o destruyen menos- que Sánchez y Calviño
Los cinco años 2018-2023 -larga legislatura de moción de censura y dos elecciones, de Pedro Sánchez- en Moncloa nos ha llevado a lo siguiente:
- El PIB español crecía un 0,4%, frente al 1,2% de la economía global.
- Más importante: en la legislatura que ahora concluye, el PIB per cápita, es decir, la riqueza de los españoles, cayó un 2,5%. Somos más pobres con Sánchez, cuya política económica ha consistido en repartir subvenciones para los que no trabajan y...
- Fastidiar a los que trabajan: somos el país de la UE donde más han crecido los impuestos y las tasas. Es más, Yolanda Díaz le ha cogido el gustillo y su programa electoral consiste en inventar impuestos. El esfuerzo fiscal de Juan Español (no la presión fiscal, que no dice nada) es en España muy superior a la media europea.
- Lo ya dicho; Sánchez y Calviño presumen de creación de empleo cuando han conseguido que España sea el país con más paro de los 27 de la UE y el país con más paro de los 38 de la OCDE. Al parecer, los demás países crean más empleo -o destruyen menos- que Sánchez y Calviño.
- Inflación: la llamada excepción ibérica, una medida por la que pagamos menos hoy y pagaremos más mañana, trampas en el solitario, ha conseguido que el índice general crezca menos que en Europa, pero la subyacente y, sobre todo, los productos de primera necesidad, sube mucho más que en los países de nuestro entorno.
- Sánchez no ha creado riqueza pero sí subvenciones. Lo suyo ha sido un derroche de gasto público... financiado con deuda pública.
Vamos, que Sánchez y Calviño nos han llevado a la ruina... pero ellos están felices.
Es la herencia del dúo Sánchez-Calviño: una España enfrentada y los españoles arruinados. La pregunta que debemos hacernos es simple: ¿vive usted mejor o peor que en junio de 2018? Pues eso.