Vivimos tiempos de incoherencia, todos y cada uno de nosotros salvo Pedro Sánchez, que no miente sino que cambia de opinión. Incoherencia entre lo que se piensa y lo que se dice y entre lo que se dice y lo que se hace.

De ahí que me haya hecho ilusión encontrarme con un nuevo aforismo sobre coherencia de vida: "El que no cumple lo que dice acaba diciendo lo que no debe". En el fondo, es otra variante del más genérico "o se vive como se piensa o se acaba pensando como se vive".

Con la incoherencia se manifiesta la característica primera de todo principio moral: puedes incumplir la norma pero no puedes evitar las consecuencias de su incumplimiento

Y esto es bello e instructivo por cuanto, en la incoherencia, se manifiesta la característica primera de todo principio moral: puedes incumplir la norma pero no puedes evitar las consecuencias de su incumplimiento. No ocurre así siempre en el ordenamiento jurídico positivo, pero sí en las leyes morales o físicas. Ejemplo: eres libre para tirarte por un barranco pero no lo eres para evitar las consecuencias de tirarte. 

Y recuerden: el martirio del Siglo XX es la coherencia

Y recuerden: el martirio del Siglo XX es la coherencia, dijo San Juan Pablo II. ¿Qué hubiera dicho del siglo XXI? A lo mejor, que toca martirio, ya sea martirio sangriento o martirio cotidiano.