Lo de las huelgas de Renfe es un 'clásico' en determinadas fechas. La última la ha afectado a la última semana de septiembre y la primera de octubre, es más de lo mismo. Esta vez los motivos del sindicato SEMAF no tienen que ver con las condiciones laborales de los maquinistas -un maquinista puede cobrar entre 28.000 y 43.000 euros anuales sin contar los complementos- denuncian que se han suprimido trenes con la excusa del Covid que aún no se han recuperado, que hay empleo que no se ha cubierto y que hay irregularidades en las nuevas incorporaciones y procesos de movilidad del personal.

El caso es que antes del Covid había más trenes, pero había otros problemas y había que convocar otras huelgas. 

Lo que está claro y no cambia, huelga tras huelga, es que el afectado es el ciudadano. Los que esperan a coger un tren que no llega y los que se han subido a él y tienen que esperar dentro. Eso sí, cuando se suman los retrasos y los vagones se llenan de pasajeros, ya no nos acordamos del Covid. ¡Qué cosas!

vagones llenos