Ni la calidad de las canciones, que es muy alta, ni la de los cantantes, que tampoco lo es. El secreto del éxito del concierto del pasado sábado en el madrileño Palacio de Vistalegre estaba en la capilla que instalaron entre bastidores, donde los artistas rezaron ante el Santísimo.

Que nadie se engañe: Hakuna, el movimeinto creado por el sacerdote Pedro Manglano, atrae, sobre todo, a los jóvenes, porque sus miembros pasan horas de su tiempo adorando a Dios realmente presente en la sagrada Hostia, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Por eso, en el concierto que agotó las entradas y congregó a cerca de 10.000 personas no importaba quién cantaba. Los artistas salían del escenario en cuanto terminaban la canción, como no queriendo recibir el aplauso del respetable. Toda la gloria para Dios.