Isabel Díaz Ayuso ha presentado su ampliación de subvenciones a la fecundación in vitro (un negocio redondo, dicho sea de paso, que no necesita subvención alguna), ampliando la edad de las mujeres perceptoras desde los 40 a los 45 años y permitiendo insistir hasta cuatro veces, barbaridad mayor aún la segunda que la primera.

Esta vez, Ayuso no hace más que la misma propaganda de la socialista Carolina Darias: la FIV es dar vida. Pues no señor, la FIV es dar muerte y el Plan FIV de Ayuso significa esto: más abortos,

La fecundación asistida debería ser prohibida por inhumana, porque tener hijos no es un derecho, es un don y porque ha generado embriones humanos utilizados como cobayas de laboratorio, en número de varias decenas de miles.

Además, si hay que aceptar la FIV sólo para no cristianos, al menos que sólo se inoculen los mismos embriones como hijos se desean tener. Es decir, que no se fabriquen en cristal 10 embriones sino uno, y que no se inoculen, en preimplantatorio o postimplantatorio, más que los embriones que se pretenden. De este modo se evitan la eliminación voluntaria de embriones y los abortos selectivos.

Y de paso, que no haya encarnizamiento terapéutico. Si lo has intentando una vez y no te has quedado embarazada, ¿vas a intentarlo n veces a mayor gloria de la cuenta de resultados de la clínica?

Ayuso, te has lucido. Vox, ¿por qué callas?