Oslo presume de haber invertido mucho en autobuses eléctricos... para cuidar el medio ambiente, por supuesto. Sin embargo, estos no aguantan los 12 grados bajo cero y ha llevado a decenas de salidas canceladas, como refleja este tuit.

Parece que no ha sido tan buena idea la de los autobuses eléctricos... Además, cabe subrayar que el fuerte crecimiento de los coches eléctricos particulares ha disminuido el uso del transporte público. 

Noruega es un paraíso para el coche eléctrico (con más de medio millón de unidades en circulación), pero aún no para el autobús eléctrico, que sólo representó el 7,6% del total en 2022. La mayoría de camiones, furgonetas y autobuses todavía tienen motor de combustión, mientras el coche eléctrico supone casi el 80% de las ventas gracias a numerosos incentivos y ayudas, pero estos se han empezado a reducir y ya se nota en las compras. Y ojo, aunque el país nórdico cuenta con una red de infraestructura de carga mucho más desplegada que España, los coches eléctricos no están exentos de problemas técnicos, siendo los más habituales: descargas en baterías de arranque, pinchazos porque son coches más pesados y muchos no tienen rueda de repuesto o herramientas para el cambio, fallos en el sistema eléctrico y atascos en nieve.