Bruselas ha desembolsado este martes los primeros 9.000 millones de euros de fondos europeos para financiar el Plan de Recuperación, que ni es un plan ni recuperará nada por mucho que Nadia Calviño califique la noticia de “muy importante”.

Para empezar, 9.000 millones, el 13% de los 70.000 que ha solicitado el Gobierno de Pedro Sánchez, no dan ni para pagar las pensiones de un mes, cuya nómina de julio ascendió a 10.202 millones, un nuevo record que probablemente se supere en agosto.

Pero eso no es lo peor. Lo realmente preocupante es que el Gobierno Sánchez va a utilizar los fondos Next Generation EU para repartir subvenciones en lugar de invertir para reindustrializar España. Además, de los 9.000 millones, el Gobierno ya se ha gastado 7.250 para, por ejemplo, “corregir tendidos eléctricos que eviten daños a la fauna”, o para promover “políticas de igualdad e inclusión social”, según la nota remitida este martes por Economía. ¿Por qué no utilizar el maná europeo para, por ejemplo, convertir España en una potencia de baterías eléctricas para coches?

Y todo esto en un contexto en que la deuda pública continúa desbocada y marcó un nuevo record en junio, hasta el 122,1% del PIB. No es por desanimar, pero la cosa no pinta bien.